Page 5 - La universidad como horizonte, Rossana Viñas
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prácticas universitarias aún permanecen dominadas por
la representación de un alumno receptor pasivo y con un bac-
kground de conocimientos y saberes que no se condicen con
la realidad. Esto debe ser claramente revisado y replanteado.
En este sentido, cabe reflexionar acerca de qué representacio-
nes tienen los docentes del ingreso, porque ellos representan
el primer contacto del estudiante con los estudios superiores.
Qué discursos los atraviesan. Porque ellos deben ser necesa-
riamente una de las primeras herramientas que posee la uni-
versidad para lograr la contención de los jóvenes que recién
ingresan.
En resumen, “debemos enseñarles a los estudiantes que lle-
gan; no a los que se pretende que lleguen”. Por supuesto, no
se niega y se debe tener presente que el ámbito áulico actual
nos a las realidades sociales y económicas de los estudiantes, a
saberes ausentes que idealmente se supone ellos contaban, a la
desigualdad social, al uso/abuso de las nuevas tecnologías de la
comunicación, entre otros. La escritura y la lectura, en ese mar-
co, se constituyen como un desafío a ser debatido, analizado y
trabajado para alcanzar la formación y la inclusión igualitaria.
La clave reside en adoptar una mirada crítica –sin perspectivas
dilémicas ni apocalípticas-, particularmente, en la zona de pa-
saje escuela secundaria-universidad, para la selección de herra-
mientas y contenidos posibles en el área de la escritura y la lec-
tura, y de esa manera, lograr la articulación entre ambos niveles.
El diagnóstico para conocer las pre-adquisiciones de los alum-
nos, realizar seguimientos personalizados, explicitarles qué
postura de lector y de escritor exigen los discursos y los gé-
neros discursivos universitarios (porque en la mayoría de la
veces, las dificultades en el abordaje de la lectura y la escritura
se relacionan con la particular manera de leer y los tipos de
textos esperados en la universidad que difieren de los que los
estudiantes conocen), corregirles de manera exhaustiva pero
con la explicación de esas correcciones, sentarnos con ellos
para trabajar personalizadamente, acercarles el mundo de la
universidad, ser guía y mediador en el proceso –que es una de
las mayores demandas-, revisar de manera constante nuestras
prácticas como docentes, son herramientas posibles y no com-
plejas de implementar.
Por otra parte, es necesario tener en cuenta que los estudian-
tes de hoy aprenden mucho más fuera del aula que antes. Y
no debe verse como algo negativo. Al contrario. Hoy, a tra-

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