Page 6 - El derecho a la educación frente una encrucijada. Gladys Manccini - Sebastián Novominsky - Federico Rodrigo
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l tlroasbparjoocceosnoslopseddoagceóngitceoss: la concepción gradual El derecho a la educación frente una encrucijada
El trabajo con los/as docentes implica, en primer lugar, situar
al fenómeno del abandono como un problema institucional,
que involucra a todos los actores del espacio. En este sentido,
es necesario afirmar de manera contundente que los/as profe-
sores deben ser garantes del derecho a la educación y que esto
tiene unos desafíos que paso a paso deben ser problematiza-
dos y reelaborados.
Uno de los conceptos claves sobre los cuales hoy se trabaja en
esta línea, es la gradualidad. Pensar el recorrido del estudiante
en al menos cuatro etapas dentro de la Facultad permite di-
mensionar un repertorio de acciones que deben funcionar de
manera complementaria. Así podemos trabajar en una mira-
da compleja y profunda sobre la trayectoria dando una pauta
para que los/as docentes puedan ir cambiando las estrategias
y modificando sus expectativas.
En términos concretos, un aspecto sobre el que es necesario
trabajar de manera profunda lo constituyen los dispositivos de
evaluación. Claramente la forma en que cuantificamos el saber
para poner una nota no puede ser la misma en el curso de in-
greso (que por cierto no es eliminatorio), en el primer año de
la carrera, como en el resto de la misma.
La gradualidad nos habla de la necesidad de pensar los pro-
cesos de evaluación desde lo simple a lo complejo, desde lo
reiterativo a la creación y la articulación. Pero sobre todo a
que el estudiante gane confianza frente a las instancias exami-
nadoras y logre sobreponerse a ellas, no sólo en cuestiones de
contenidos académicos sino en lo que subjetivamente se pone
en juego a la hora de sentirnos examinados.
El aprendizaje es un proceso gradual, en donde lo complejo no
puede hacerse sin lo simple, y es por ello que apelamos en este
escrito a pensar cómo acompañamos las trayectorias con una
mirada profunda que comprenda a los/as jóvenes ingresantes
a la universidad, que provienen de un tipo particular de siste-
ma educativo. Si consideramos que la educación no es un pri-
vilegio de pocos/as sino un derecho de y para todos/as, el tra-
bajo a realizar, sobre todo en los primeros años de las carreras
universitarias, es central no solo en cuestiones de contenidos
50 | Letras
El trabajo con los/as docentes implica, en primer lugar, situar
al fenómeno del abandono como un problema institucional,
que involucra a todos los actores del espacio. En este sentido,
es necesario afirmar de manera contundente que los/as profe-
sores deben ser garantes del derecho a la educación y que esto
tiene unos desafíos que paso a paso deben ser problematiza-
dos y reelaborados.
Uno de los conceptos claves sobre los cuales hoy se trabaja en
esta línea, es la gradualidad. Pensar el recorrido del estudiante
en al menos cuatro etapas dentro de la Facultad permite di-
mensionar un repertorio de acciones que deben funcionar de
manera complementaria. Así podemos trabajar en una mira-
da compleja y profunda sobre la trayectoria dando una pauta
para que los/as docentes puedan ir cambiando las estrategias
y modificando sus expectativas.
En términos concretos, un aspecto sobre el que es necesario
trabajar de manera profunda lo constituyen los dispositivos de
evaluación. Claramente la forma en que cuantificamos el saber
para poner una nota no puede ser la misma en el curso de in-
greso (que por cierto no es eliminatorio), en el primer año de
la carrera, como en el resto de la misma.
La gradualidad nos habla de la necesidad de pensar los pro-
cesos de evaluación desde lo simple a lo complejo, desde lo
reiterativo a la creación y la articulación. Pero sobre todo a
que el estudiante gane confianza frente a las instancias exami-
nadoras y logre sobreponerse a ellas, no sólo en cuestiones de
contenidos académicos sino en lo que subjetivamente se pone
en juego a la hora de sentirnos examinados.
El aprendizaje es un proceso gradual, en donde lo complejo no
puede hacerse sin lo simple, y es por ello que apelamos en este
escrito a pensar cómo acompañamos las trayectorias con una
mirada profunda que comprenda a los/as jóvenes ingresantes
a la universidad, que provienen de un tipo particular de siste-
ma educativo. Si consideramos que la educación no es un pri-
vilegio de pocos/as sino un derecho de y para todos/as, el tra-
bajo a realizar, sobre todo en los primeros años de las carreras
universitarias, es central no solo en cuestiones de contenidos
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