Page 4 - Número 6 | Revista Letras
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Un aspecto clave a analizar entonces es de qué hablamos cuan-                       Aprender a leer, para poder elegir
do hablamos de educación. Sin lugar a dudas el penal educa
a quienes se encuentran allí dentro: los educa desde el odio
social, desde la violencia y, principalmente, desde el estigma.
Los educa a partir de la reproducción de lógicas de odio social
que no hacen más que hacer del penal, una cocina de la delin-
cuencia.

         ¿Crees que la pena punitiva, la cantidad de años que se le da a una
         persona para que este en esos infiernos, le va a cambiar la vida a
         esa persona que te robó la bicicleta? Si te robó la bicicleta antes de
         entrar a la cárcel, cuando sale de la cárcel te mata. Ese es el rol de la
         cárcel hoy: destruirte como persona, destruirte como ser humano,
         convertirte en una máquina de matar. ¿Por qué? Porque al sistema
         le conviene que dejes de ser un ladrón de bicicletas y pases a ser un
         asesino (Racosta, 2012).

Sin embargo, y en muchos casos, la cárcel constituye la nueva
oportunidad para poder acceder a los estudios, para culminar
el primario o el secundario, o para acceder a algo inimaginable
anteriormente: una carrera de grado. Por eso mismo es que
experiencias intramuros como las que desarrolla la Universi-
dad Nacional de La Plata, y principalmente la FPyCS a partir
del Programa de Educación Superior en Cárceles, se vuelve
fundamental para poder transformar la experiencia de encie-
rro punitivo para estos sujetos. Es cierto que no todos aquellos
que lo desean pueden acceder a una carrera, ni estar en el pa-
bellón universitario, así como tampoco todos los inscriptos en
la Facultad, se convierten en estudiantes regulares (porque no
los llevan a cursar, porque no les permiten salir del pabellón
de población, o porque mueren en el camino antes de tocar un
libro).
Sin embargo, la presencia de la universidad en ese contexto de
violencia es una bocanada de aire para los (pocos) que logran
acceder ¿Por qué? Porque la educación es el medio para poder
pensar, problematizar y cuestionar lo que se les otorga como
dado.
He aquí la importancia que tiene el acceso a la educación, y
a las prácticas de lectura y escritura, en las personas que se
encuentran privadas de su libertad y alojadas en contextos de
encierro punitivo, donde lejos de fomentarse las políticas de
reinserción y resocialización que deberían de ser el eje y es-

174 | Letras | ISSN 2524-938X
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