Page 5 - Número 6 | Revista Letras
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píritu de la cárcel, lo único que se instala y propaga es la vio-
lencia, la exclusión y el maltrato. La presencia de la educación
en estos contextos constituye un medio, una alternativa para
estas personas que buscan, una vez en libertad, encontrar otra
salida diferente a volver a ser encerrados.

Leer y escribir como prácticas de libertad

La educación es sin lugar a dudas un medio de transformación;
social y personal. Es el camino que (nos) lleva a los sujetos a
la construcción de un futuro, de una representación personal y
social de lo que anhelamos. Tal y como lo dice Paulo Freire en
su libro La educación como práctica de la libertad,

         No puede haber palabra verdadera que no sea un conjunto solida-
         rio de dos dimensiones indicotomizables, reflexión y acción. En este
         sentido, decir la palabra es transformar la realidad. Y es por ello tam-
         bién por lo que el decir la palabra no es privilegio de algunos, sino
         derecho fundamental y básico de todos los hombres (…) Pero, a la
         vez, nadie dice la palabra solo. Decirla significa decirla para los otros.
         Decirla significa necesariamente un encuentro de los hombres. Por
         eso, la verdadera educación es diálogo. Y este encuentro no puede
         darse en el vacío, sino que se da en situaciones concretas, de orden
         social, económico, político (1997: 10).

Acceder a la educación es aprender a leer, es aprender a decir
la palabra para uno y para otros; aprender es poder elegir. Es
decidir ser libre o no.
Entonces, la educación como derecho básico y fundamental es
la alternativa a la inseguridad que ha de comenzar a pensar-
se, discutirse y problematizarse; ya se ha evidenciado que más
mano dura no equivale a menos delito, y en contrapartida esta
incipiente experiencia de la Universidad Nacional de La Plata
comienza a demostrar que el paso por una carrera de grado
disminuye, en gran parte, la reincidencia de aquellos privados
de su libertad que transitaron sus estudios superiores dentro
del penal. En este sentido, las prácticas de lectura y escritura
son claves, en tanto leer y escribir son prácticas cotidianas, que
nos atraviesan a diario y todo el tiempo. Tal y como lo expone
en su tesis doctoral Rossana Viñas,

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