“Al final, todos estamos a la deriva en la vida”. De traiciones, inseguridad y comunicación

Resumo

Nos invitaron a escribir sobre los acontecimientos vividos en la ciudad de La Plata el dos de abril. No es fácil. Ni siquiera es fácil ponerle un nombre a ¿una tragedia?, ¿una catástrofe?, ¿Una calamidad?, ¿un desastre? Quizá fue un poco de todo eso, aunque para los estudios disciplinares esta multiplicidad semántica no ayude a la construcción de una epistemología adecuada para su estudio. Sin embargo, no alcanzan las palabras para nombrar tanto dolor y pérdida, pero también tanto amor, solidaridad y reconocimiento del otro. No es fácil correrse del lugar de protagonismo, no es fácil objetivar el propio dolor y desazón como tampoco tanta efervescencia militante contenida en una pechera hinchada de orgullo, pasión y para enfrentar el mundo y lo que se avecine y verse como espectador y constituirse como objeto de estudio.

A pesar de las dificultades, asumimos la responsabilidad que nos propone ser parte de la Universidad pública, la necesidad de poder llamar las cosas por su nombre, la responsabilidad de recuperar prácticas y sentidos, de construir conocimiento, de comenzar a trazar un plan de acción estratégico interdisciplinar para el abordaje de estas problemáticas, de construir una agenda académica que no pierda de vista lo acontecido, de comenzar a sentar las bases para debates y estudios necesarios y complejos que nos permitan comprender, pero que también habiliten un hacer.