Page 4 - Número 6 | Revista Letras
P. 4

escribir es poner las palabras en un papel o en otra superficie;   Evaluar la lectura y la escritura
es la transcripción de lo oral, es comunicar.                         El desafío en el primer año de los estudios superiores
En contrapartida, tal como se ha afirmado en el inicio, desde
el campo propio de la comunicación se piensa a la lectura y
a la escritura como prácticas sociales que nos atraviesan a lo
largo de toda la vida y están situadas histórica y socialmente.
Se desarrollan en proceso; no son un acto que se aprende de
una vez y para siempre ni se evalúa de manera técnica. Son
un proceso que se desarrolla a lo largo de toda la vida y que se
resignifica en los distintos espacios que se transitan y por eso
mismo, conforman un proceso de construcción de sentidos
que no se agotan en el texto en sí.
Asimismo, un anclaje interesante para reflexionar sobre la
lectura particularmente, es la de tomarla desde la particular
historicidad como lo hacen Guglielmo Cavallo y Roger Chartier
en su libro Historia de la lectura en el mundo occidental (1997).
Estos autores consideran el “mundo del lector” y las relaciones
que establece cada lector con su texto, que están compuestas
por “comunidades de interpretación”; por un conjunto de
“sentidos” que son propios de un determinado grupo. Por
otra parte que los modos de uso y de apropiación que realizan
esos sujetos del “mundo del texto” –constituido por objetos,
formas y ritos- cuyas convenciones y disposiciones sirven de
soporte, obligan a la construcción del sentido.
En tanto, el catalán, Dr. Daniel Cassany, desde sus
investigaciones sobre la temática de la lectura y sus estudios
sobre las prácticas letradas y las prácticas vernáculas en los
jóvenes, afirma: “hoy leer es una empresa mucho más diversa,
abierta, variable, dinámica, compleja y apasionante que
antes. Aprender a leer y enseñar a leer constituyen auténticos
desafíos para una comunidad que aspira a ser más letrada y,
con ellos, más democrática y feliz” (Cassany, 2009: 23).
Leer y escribir, entonces, son un proceso de construcción de
sentidos que no se agota en el texto en sí. Y como son prácticas
sociales de sentido, deben situarse histórica, social, política y
culturalmente y ser situadas en lo individual y lo contextual
del sujeto.
Cómo síntesis, la lectura y la escritura pueden y deben ser
enseñadas en la universidad. La universidad debe hacerse
cargo de ello en pos de una inclusión de quienes acceden a
ella. “La universidad no puede estar exenta de ocuparse de
explicitar el complejo y continuo entrenamiento que exige leer
66 | Letras | ISSN 2524-938X
   1   2   3   4   5   6   7   8   9