Page 6 - Hemingway, maestro. Julia Moretti
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relación con el título: “El mar cambia”. La mujer, estando en Hemingway, maestro
una relación heterosexual con un hombre, decide engañarlo
con una mujer y, encima, le dice que nunca podría haberlo
engañado con otro hombre.
“Colinas como elefantes blancos” es uno de los cuentos inclui-
dos por Hemingway en Hombres sin mujer en 1927 y repre-
senta otro ejemplo de información omitida que refuerza el re-
lato y pone en jaque la imaginación e interpretación del lector
para poder entenderlo. A simple vista y con una sola lectura,
sabemos que se trata de una pareja que está en un bar de la
estación esperando que llegue el tren. La conversación entre
ambos ronda sobre una operación que debe realizarse ella y
de la que él trata de convencerla pero que, al fin y al cabo,
la decisión sería exclusivamente de la mujer; si no quería, no
lo haría, pero si lo hiciera, sería lo mejor para los dos. En un
momento, ella mira por la ventana del bar, ve las colinas y dice
que parecen elefantes blancos. Esta observación pasa desaper-
cibida y parece que o tiene casi sentido si no se lee con más
profundidad. La charla (y en algunos momentos hasta discu-
sión) ronda sobre esta operación.
La pareja se encuentra hablando de cualquier otra cosa has-
ta que ella menciona las colinas blancas. En ese momento,
el tema de esa operación sale a flote y comienza la discusión
sobre qué harían. Se nota que habían querido evadir hablar
sobre eso, es casi como una molestia. Si bien ambos opinan (él
más que nada), siempre se hace hincapié en que la mujer es la
que finalmente va a someterse a la operación y es la que tiene
que decidir qué hacer. Nunca se hace explícito de qué la van
a operar, sólo el hombre dice: “Yo iré contigo y estaré contigo
todo el tiempo. Sólo dejan que entre el aire y luego es perfecta-
mente natural” (Hemingway, 1927). Ella se muestra indecisa,
insegura (sobre la operación y sobre su relación con el hom-
bre) y única responsable de una decisión que no sabe si la va a
hacer feliz o la va a poner peor. Esta constante incertidumbre
sobre la toma de la decisión y los indicios que evidencian que
ese tema es tabú hasta para ellos que son una pareja, pueden
hacerle inferir al lector que se está hablando de practicar un
aborto.
Si el aborto es un tema que para algunos es mejor esquivarlo
en la actualidad, con más razón debía serlo en 1920. Incomo-
da, avergüenza y criminaliza. Como hoy, la mujer del relato no
sabe qué hacer, lo piensa demasiado, está insegura y, además,
152 | Letras | ISSN 2524-938X
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