Page 5 - El núcleo duro de la deserción. Rossana Viñas
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contenidistas de los ingresantes. A veces, la práctica docente subraya
involuntariamente un presupuesto de los “novatos”: el problema de
estudiar en la universidad es la cantidad que hay que leer, escuchar y
aprender (Casco, 2007: 7).

La universidad espera que los jóvenes ingresantes a ella ya
dispongan de las herramientas necesarias para el trabajo
académico. En algunos casos, las poseen y se adaptan al
nuevo escenario. Quienes no, tendrán como resultado el bajo
rendimiento, o en la peor de las circunstancias, el atraso o el
abandono; el fracaso.
Considerar e investigar el tema de la deserción y permanencia
de los/as estudiantes en los dos últimos años de la escuela
secundaria y en el primero de la universidad, asimismo, de
cómo las prácticas de lectura y de escritura son parte de ello,
es una preocupación de los distintos actores de los diferentes
niveles educativos en la actualidad.

Sobre los/as estudiantes, la lectura y la escritura

Conocer al joven estudiante de una manera integral, nos permite,
como docentes, desde nuestras prácticas, establecer líneas de
continuidad y no rupturas entre un nivel educativo y otro.
En este sentido, la investigadora Viviana Estienne (2004: 37)
sostiene que más allá de las problemáticas con las que llegan los
estudiantes a la universidad, el lenguaje técnico y académico de
los textos, la universidad y sus propias prácticas representan un
cambio en los modos de leer, de escribir, de estudiar, de conocer
que, muchas veces, los/las alumnos/as desconocen.
Y es que la alfabetización nunca se termina; el proceso es
continuo; en todas las etapas de la vida y de la escolaridad, se
aprende a leer y a escribir.
En cada nivel educativo existe una alfabetización determinada;
una que le es totalmente propia y que debe enseñarse a sus
estudiantes. Como consecuencia, en el ingreso a la universidad,
los jóvenes necesitan de esa nueva alfabetización académica,
diferente a la de la escuela secundaria, propia de la educación
superior. Y es que leer y escribir, como prácticas socio-
culturales, no son privativas de ningún nivel educativo. Se
trata de un proceso que se da a lo largo de toda la formación de
un sujeto e implican una herramienta para encarar cualquier
desafío en la vida de las personas: una carrera universitaria,

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