Page 9 - El carnaval: recorridos, matrices y significantes de las expresiones murgueras de la ciudad de La Plata1
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rácticas: la comunicación con el drama urbano, la música
con el ambiente y el paisaje, la arquitectura con los trayectos
y los relatos, el diseño con memoria y la ciudad, por eso esta
ciudad se vuelve tan particular.
También, María Pozzio (2002), analiza el carnaval en La Pla-
ta. Según esta autora, en los comienzos, el carnaval era muy
distinto al que conocemos hoy. Cada barrio tenía su propia
representación con personajes que se disfrazaban con papel
crepé y llevaban tachos simulando bombos para salir por las
calles a cantar.
Por otra parte, la historia de las agrupaciones de carnaval lleva
más de dos décadas en la ciudad; quienes iniciaron estos há-
bitos fueron Centro Murga Los Farabutes del Adoquín y que
muchos jóvenes, en su mayoría estudiantes, han continuado.
Según Pozzio (2002), “la tradicional murga anda ahora por
nuestras calles y plazas, generando un sitio de expresión y par-
ticipación para todos los vecinos, en un refugio (cántaro) de
reivindicaciones cantadas (a viva voz) que recorren el centro
y los barrios”.
Año tras año, las distintas expresiones carnavaleras, rinden
homenaje a ese lugar que los vio nacer, transformando su his-
toria en canción y danza. Así, el barrio penetra en la murga y
lo hace para quedarse, tornándose un producto cultural que
nace y se nutre de su contexto, devuelve la historia metamor-
foseada en canción, grito, queja, danza de júbilo y furia, donde
el barrio se expresa y es expresado dentro de ella.
Como sinónimo de alegría y fiesta que tiñen las diagonales de
colores y variados sonidos, cada esquina, cada plaza, cada club
guarda historias de ensayos, de encuentros, de actuaciones.
La calle es el escenario, el público el que genera la emoción de
estar allí y La Plata se vuelve territorio común para todos sus
habitantes que hacen del carnaval una gran fiesta popular.
En este sentido tanto las murgas como las comparsas y todas las
representaciones de carnaval revitalizan y conforman ese espa-
cio y ese tiempo llamado carnaval en donde se ponen en juego
las historias, las interpretaciones, las identidades sociales, la
memoria colectiva y la constitución del patrimonio cultural.
El carnaval ha sido observado y estudiado en diferentes con-
textos y momentos históricos. Por su parte, Augusto Cortazar
(1949) menciona los orígenes de este festejo en el siglo XIX, en
reseña a un artículo de Sarmiento, publicado en El Nacional,
de Buenos Aires, “el carnaval de 1857 ha sido, pues, una inau-

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