Page 7 - El carnaval: recorridos, matrices y significantes de las expresiones murgueras de la ciudad de La Plata1
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que está hecho para todo el pueblo, en eso radica su esen-
cia. Es decir, posee un carácter universal del cual es imposible
escapar, ya que no tiene ninguna frontera espacial y se vive de
acuerdo a sus leyes, de acuerdo a las leyes de la libertad.
Por ello, esta fiesta como tantas otras celebraciones siempre
han tenido un contenido esencial, un sentido profundo que
presupone una concepción del mundo. En este caso, el pasaje
o cambio de sentidos que se generan con el carnaval se basa
en la conquista de la liberación ante la concepción dominante
que busca la abolición de las relaciones jerárquicas y privile-
gios, es decir, rompe con lo oficial y lo ya dado, esto significa
que las fiestas están asociadas a lo largo de la historia a mo-
mentos de crisis, revoluciones, en la vida de la sociedad y del
hombre, por eso la muerte y resurrección, las sucesiones y la
renovación constituyen los aspectos esenciales de la fiesta.
La cultura popular hace visible mediante el carnaval, el mundo
del revés, es decir, se cambian los roles, se exageran las aparien-
cias que se advierten en ese tiempo: la parodia es el transporte
que se utiliza para hacer la vida real más burlona y sarcástica;
en este sentido se puede decir que en el carnaval se eliminan
las diferencias entre los sujetos, ya que son éstos los que inter-
pretan, piensan y deciden en su actuar; se borra la alienación
porque el juego de la fiesta establece nuevas relaciones huma-
nas que permiten simbolizar la realidad de manera invertida; se
alteran los roles sociales y las categorías del orden convencional
como resultado de la locura social de la fiesta.
Se trata pues, de la fiesta del pueblo y sin él no sería tal, de ahí
la legitimidad de esta celebración que radica en el derecho del
soberano, como planteaba Jean Jacques Rousseau, el ciuda-
dano es el soberano, es el que contribuye a crear la autoridad y
simultáneamente a formar parte de ella. Todos los ciudadanos
son iguales y libres, no reciben órdenes de un sujeto en especí-
fico sino de una autoridad que representa la voluntad general.
Y aquí radica la disputa, en momentos en que se produce la
supresión de la fiesta, la prohibición de una manifestación que
vuelve libre a un pueblo oprimido que lucha contra las atadu-
ras de un sistema autoritario.
En el sentido gamsciano expresado por Archenti (1999/2001),
“coexisten en un momento concreto de la historia de una so-
ciedad determinada en forma no armónica, aunque no nece-
sariamente conflictiva, desnivelada y bajo la dominación de
una de ellos que ha logrado ser hegemónica en términos de ser

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