Rostro de Arturo Jauretche

PRENSA

Por Carlos Ciappina*

“Pero en las semicolonias, que gozan de un status político independiente decorado por la ficción jurídica, aquella colonización pedagógica se revela esencial, pues no dispone de otra fuerza para asegurar la perpetuación del dominio imperialista, y ya es sabido que las ideas, en cierto grado de su evolución, se truecan en fuerza material….. La cuestión está planteada en los hechos mismos, en la europeización y alienación escandalosa de nuestra literatura, de nuestro pensamiento filosófico, de la crítica histórica, del cuento y del ensayo.”. Arturo Jauretche. La colonización pedagógica. 1967.

“O inventamos o erramos” decía el gran Simón Rodríguez (maestro del gran emancipador Simón Bolívar): “En un país colonial, las oligarquías son las dueñas de los diccionarios”, nos decía John William Cooke durante la resistencia peronista. “Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra” nos enseñaba el libertador de Cuba José Martí en 1891.

Hoy, 13 de noviembre, se celebra el Día del Pensamiento Nacional en conmemoración del nacimiento de don Arturo Jauretche, quizás uno de sus principales exponentes.

Hay un pensamiento nacional emancipatorio que es nacional -lo que nos pasa hoy en nuestros países de América Latina es prueba evidente de ello- y es latinoamericano a la vez.

Pero quizás la primera pregunta debiera ser ¿Por qué existe en nuestro país un Pensamiento Nacional? ¿Hay otros modos de pensar nuestra sociedad, nuestra patria? Y la respuesta es que sí, que hay un pensamiento no nacional, un modo de ver a nuestras sociedades, sus rasgos y características y, sobre todo los modos de resolver sus problemas a futuro que son producto de lo que llamaríamos un pensamiento “colonial”.

Ese pensamiento colonizado, se compone de dos grandes ideas (que derivan en múltiples ramificaciones): una, que los modos de pensar, las categorías de análisis y los productos de la historia, la sociología y la filosofía generadas en Europa y los EE.UU. son “universales” y que en tanto universales, son válidas en todo tiempo y lugar. Así la filosofía “válida “es  universal, junto a los historiadores universales y así con las disciplinas sociales  que generan las Academias y los pensadores europeos y norteamericanos. La otra idea que constituye al pensamiento colonial es el convencimiento -de los propios “colonizados”- de la inferioridad de la cultura y las formas de vida societales propias o nacionales, frente a la superioridad de la civilización de matriz europea. 

Y, como diría el gran Arturo Jauretche,  hay todo un aparato cultural que se ha desplegado en los países coloniales o semicoloniales para que el/la oprimido no perciba que precisamente es su propia sociedad objeto de la opresión colonial. La “colonización pedagógica” -término acuñado por Jauretche- da cuenta de esta particular forma de pensar como el opresor por parte del colonizado…..

En un país como el nuestro, en donde a los trescientos años de colonización española le siguieron las décadas de semi-colonización británica, esa “colonización pedagógica” ha constituido la regla en el formato de programas y profesores en escuelas, universidades, medios de comunicación, obras de la literatura y el teatro, organizaciones políticas, científicos sociales, ensayistas ….. todo un universo de personas y actitudes que creen encontrar la solución a los problemas nacionales en las recetas de las sociedades “desarrolladas”.

Pensar nacionalmente es, por lo tanto , correr el velo de las construcciones culturales que lo explican todo desde el eje Europa-Estados Unidos y recuperar y valorar positivamente aquellas expresiones del pensamiento, la cultura, el arte, la política que se han desarrollado en nuestras sociedades latinoamericana y argentina.

Pensar nacionalmente es recuperar el pensamiento de San Martín, Bolívar, Artigas, Dorrego –para poner algunos ejemplos del período emancipador-; es recuperar a José Martí y Manuel Ugarte con su mirada latinoamericana como la de una sola “Patria Grande”; pensar nacionalmente es repasar los maravillosos textos del Raúl Scalabrini Ortiz cuando desnuda la naturaleza de la explotación británica en asociación con la elite terrateniente argentina, los discursos de Eva Perón al explicitar la dicotomía entre oligarquía y pueblo descamisado; es también repasar los escritos y la obra de ese presidente-estadista que fuera J.D.Perón e introducirse en las caracterizaciones histórico-políticas de Jhon William Cooke junto a la búsqueda del diálogo entre marxismo y perspectiva nacional de Juan José Hernández Arregui o Abelardo Ramos.

Podríamos mencionar –por suerte- muchas y muchos otros pensadores nacionales, pero preferimos señalar en esta reseña que la  riqueza y profundidad de nuestro pensamiento nacional, va de la mano, siempre, de un proyecto político emancipador: es imposible desarrollar un pensamiento nacional que no entronque con un proyecto político nacional y popular.

Pensar (y actuar) nacionalmente es despojarnos de los juicios a priori construidos desde  una mentalidad colonizada, es batallar contra las ideologías imperiales -hoy el neoliberalismo, claramente- es construir un pensamiento que se oponga y dispute los pensamientos supuestamente neutrales o naturales; y desde allí construya las perspectivas que le dan forma a nuestros modos de entender la realidad nacional y latinoamericana para operar sobre ella.

La tarea de expandir y actualizar el pensamiento nacional en clave emancipadora y latinoamericana es ardua y difícil: como nos enseñara don Arturo Jauretche el aparato cultural desplegado por la oligarquía es enorme y requiere un trabajo de des-ocultamiento para poder introducir las formas de comprender nuestra historia y nuestra realidad desde nosotros mismos.

Tampoco se trata –es obvio, pero hay que decirlo- de un pensamiento negado a otras miradas y cosmovisiones, sino, simplemente de no tomar como verdad revelada los marcos analíticos y de pensamiento que sirven para entender otras sociedades.  

Retomando al compañero Cooke hoy, sería escribir nuestros propios diccionarios y no los de la elite neoliberal.

En nuestra patria argentina tenemos -en diálogo permanente con nuestra nación latinoamericana-  una hermosa y combativa tradición de pensamiento nacional-popular y emancipatorio.

No es un corpus académico solamente, los aportes al pensamiento  nacional emancipatorio no se agotan -ellos mismos serían los primeros en cuestionarnos esa elección “académica”- en escritores y estudiosos como  Raúl Scalabrini Ortiz, Hernández Arregui, Abelardo Ramos o Arturo Jauretche. El pensamiento nacional y emancipatorio se nutre de la palabra y la acción de nuestros líderes y lideresas políticos, sociales y sindicales: basta con releer los discursos y escritos de Perón, de Evita, de Raimundo Ongaro, de Héctor J. Cámpora, de Néstor y Cristina Kirchner. Allí, en la palabra de ellos/as y de tantos otros/as se va perfilando también un pensamiento nacional emancipatorio.

*Profesor y director de la Licenciatura en Comunicación Social de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP

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