jubilados

PRENSA

Por Adriana Frávega*

Refresquemos la memoria. ¿Por qué  festejar el Día del Jubilado/a?  Fue el 20 de setiembre de 1904 cuando se sancionó la primera Ley de jubilación, la N° 4.349. Ese día, se creó la Caja Nacional de Jubilaciones y Pensiones, un beneficio previsional para empleados públicos del Estado Nacional,  durante la presidencia de Julio Argentino Roca.

Desde ese incipiente Siglo XX a hoy se han producido giros resonantes  sobre lo que significa ser jubilado/a; sobre todo a partir de un nuevo paradigma apoyado en  leyes y decretos  que intentan cambiar la realidad previsional argentina,  de un sistema solidario de reparto a otro encarnado en la meritocracia a favor de acumulación de capital y no en la fuerza del trabajo.

La palabra  jubilación viene del latín iubilatio, que a su vez deriva del hebreo. Los antiguos hebreos veneraban la Ley de Moisés, según la cual el hombre, cumplidos los 49 años, celebraba la fiesta del Yobel para entrar en el año número cincuenta meditando, reflexionando y volviendo a la esencia de la vida con gozo y alegría. Había que disfrutar con júbilo lo conseguido antes. De ahí, pues, la iubilatio, como gozo, alegría, júbilo.

Desde que gobierna el macrismo el término jubilación cobró omnipresencia en conversaciones, debates y, especialmente, en  medios de comunicación  y  su significación histórica inicial cargada de validación positiva cayó en picada.

El homenaje, la alegría, el disfrute que junto a la sabiduría y la experiencia el Estado debería garantizar a las personas mayores han sido cruelmente revertidos.

La llamada Ley de Reforma Previsional, cuya aprobación fue forzada en medio de una dramática represión el 17 de diciembre de 2017, en realidad represento una  estafa.  De ahí en más se abrieron los canales para subvertir el sentido del sistema,  que a nivel nacional suma  6,9 millones  jubilados/as y pensionados, y 1,5 millones entre titulares de Pensiones No Contributivas (PNC) y excombatientes de Malvinas.

De seres con derecho al disfrute, la independencia y la libertad a decidir qué tipo de vejez vivir las y los jubilados pasaron  a  padecer el avance de esa gran estafa. Lo que habilita la norma  es  la  cristalización de un modelo que más que celebrar  profundiza  la incertidumbre y la desazón  de trabajadores y jubilados/as. Al establecer, entre otras medidas, el aumento de la edad jubilatoria, una fórmula de actualización de haberes  que se ira “planchando” y a  desfinanciar el Fondo de Garantía de  Sustentabilidad, único reaseguro  que el sistema tenía para asegurar  derechos a  los más vulnerables.

Las políticas públicas del modelo actual tienen muy poco de júbilo y goce, pretendiendo amplíar el número de zombis de las clases pasivas.

Nada queda de la fiesta. Hoy la vejez pasó a ser un problema social y para las mismas  personas mayores. Con fundamentos  en  el paradigma de un neo capitalismo cada vez más inhumano,  la veneración  y la sabiduría del jubileo devienen  problemáticas.  Vivir más se torna obstáculo “por el envejecimiento poblacional, ya que ante ello, entran en crisis los llamados sistemas de reparto (en los que el Estado se limita a recibir los aportes de los trabajadores activos para repartirlo entre los pasivos)”, justifican  los tecnócratas.

Frente al peligro de deterioro de quienes trabajaron más de la mitad de su existencia, aparecen grupos de jubilados/as que militan por sus derechos convirtiendo a la clase pasiva en ciudadanía activa. Se muestran en las redes sociales y en algún medio comunitario,  mayores que manifiestan su descontento e interpelan a legisladores los martes frente al Congreso Nacional, también los hay los miércoles en la Plaza San Martin de La Plata, los fines de semana en Bariloche, en calles de Tucumán, en Lomas de Zamora… el país los descubre con pancartas, carteles y banderas. Y como frutilla del postre con creatividad, compromiso  y constancia, durante el verano 2018 juntaron un millón doscientas mil firmas para decir No a la Reforma Previsional

En cada acción callejera  denuncian como se deteriora su calidad de vida, sus expectativas y sueños frente a las recetas de un gobierno más afín a lo extranjero y al  FMI que a sus propios  viejos. Un nuevo tipo de jubileo emerge de grupos que en parques, esquinas, semáforos,  locales partidarios y culturales denuncian:

-Pérdida del poder adquisitivo del haber jubilatorio.

-Expulsión del sistema de salud.

-Aumento y quita de cobertura en el precio de medicamentos..

-Menor acceso a una alimentación acorde a los nutrientes necesarios para la edad.

-Aumento desmedido de los precios de la canasta básica.

-Suba de los medios de transporte.

-Abusivas tarifas de servicios básicos: agua, luz y gas.

-Quita y reducción del beneficio de la tarifa social.

-Cierre de clubes y centros culturales.

-Complejidad de los trámites de cobertura de salud en obras sociales como Pami, etc.

 “Los que nos precedieron lucharon por más derechos. Y si así no fuera creo que tenemos que igualmente honrar ese legado, pasar la experiencia, mostrar el camino de la no rendición, levantar las banderas de justicia, equidad, solidaridad, haciendo todo lo que esté a nuestro alcance y convocando a otros que alcancen más lejos, dice una referente consciente de que su  generación y las generaciones nuevas los están mirando.

Hoy, en este nuevo 20 de setiembrenos invitan a instalar y participar de la Carpa Previsional  frente al Congreso Nacional,  habiendo concertado  con CTA, la Corriente Federal de la CGT y muchos gremios más. Con la consigna «SE VIENE EL JUBILAZO», nuestros mayores se resignifican frente a la adversidad y muestran  que a pesar de todo, su ejemplo de organización y politicidad , se  ofrece como toda una celebración!

*Directora del Centro de Comunicación de Adultos Mayores de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.

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