PRENSA

Por Isabel Arigós*

Democracia, el gobierno del Pueblo, para el Pueblo y por el Pueblo. La mejor forma de gobierno posible, llena de defectos, pero la mejor.

El 30 de Octubre de 1983 los argentinos volvimos a las urnas.

Después de la más espantosa dictadura, la Democracia volvió a ser nombrada, volvió a nuestro Pueblo. Muchos, temblando de emoción y de esperanzas tomamos la boleta para ponerla en la urna después de diez años de ausencia eleccionaria.

Siempre supimos que no iba a ser fácil, pero fue mucho peor de lo que imaginábamos. El daño que se había producido en los años de dictadura era muy grave, la pérdida de 30 mil vidas valiosas en las condiciones infames del proyecto de desaparición de personas, robo de bebés, avasallamiento de todos/as/es los/as/es argentinos hasta intentar que dejaran de sentirse ciudadanos y se convirtieran en seres sometidos y amedrentados; La Guerra de Malvinas, sus 700 muertos y el dolor de una derrota cantada y humillante. Además de todos estos horrores, los militares de la infamia, con el empujón de Domingo Cavallo (1), dejaban una trampa imbatible, la deuda enorme contraída por privados y convertida en deuda pública, que deberíamos pagar todos los argentinos, sacrificando la salud, la educación, el crecimiento social y económico.

Alfonsín hizo todo lo que pudo, generó proyectos, defendió sus principios, llegó a los Juicios y al Nunca Más. Sin embargo, lo hicieron retroceder con la Obediencia Debida y el Punto Final. Cambió de políticas económicas, enfrentó la inflación y las zancadillas del Poder real hasta que se tuvo que ir antes de terminar su gobierno, dejándonos la sensación amarga de que la Democracia era realmente muy vulnerable.

El menemismo completó el infame proyecto neoliberal de la Dictadura militar. La destrucción de la industria nacional con políticas demoledoras, las privatizaciones, el hundimiento de la Educación Pública, en fin todo se caía a pedazos, y la llegada de la Alianza con su tenue esperanza, en muy poco tiempo devastada hasta el fondo en todos los aspectos, produjo en toda la sociedad y en particular en los jóvenes esa grave sensación de que no había salida, no había esperanzas. Nada como esa sensación para que triunfe lo peor de las propuestas de la derecha en la Historia del mundo.

Néstor Kirchner primero y Cristina Fernández después, pudieron realizar el milagro de devolvernos todo, la esperanza, los sueños, el País, la dignidad. Cobró vuelo la industria, la educación en todos sus niveles, incluyendo los científicos de todas las especializaciones. Cada fiesta pública nos reunía aplaudiendo, cantando, apoyando ese momento que compartíamos con Bolivia, Venezuela, Chile, Brasil, Ecuador!!!  Dificultades, sí por supuesto, pero un camino trazado que nos llenaba de expectativas optimistas para el futuro.

Internacionalmente, el Imperio estaba incómodo. Se debilitaba frente a China y la Unión Soviética. Sus guerras espantosas en Medio Oriente generaba muchas muertes, muchos mutilados, mucha destrucción, pero no los llevaba al dominio que habían buscado. Entonces una vez más se volcaron sobre su patio trasero: golpes, presiones, medios dominantes, publicidad mentirosa, el neoliberalismo fue ganando la guerra ideológica, y empezó a ganar las elecciones. El retroceso fue implacable, demoledor. Esos gobiernos destruyeron en tiempo record muchas, muchísimas líneas de progreso en nuestras Naciones, una vez más la palabra democracia, libertad, leyes, dejaron de tener sentido para volverse mentiras huecas. El pueblo hipnotizado veía caer sus derechos, su nivel de vida, sus expectativas, mientras oía que todo iba muy bien y que estábamos mejor que nunca.

Hoy, de nuevo juntamos los restos después de la tormenta. Los Países estamos recuperando una vez más la Democracia, los valores, la libertad. El momento es muy grave, la Pandemia genera una inestabilidad desconocida. La deuda por lo que se robaron, otra vez es muy alta. Los medios de comunicación, salvo excepciones, están desatados en las campañas de mentir abiertamente, “miente, miente que algo queda”. Nos preguntamos entonces si una democracia es que podamos ir a votar cada 2 años y la respuesta es no. Y podemos reafirmar con más convicción que nunca que los períodos neoliberales son un retroceso democrático, de derechos y de inclusión de las mayorías. Hoy, como aquel 30 de Octubre, tenemos que reconstruirnos. Nuestra esperanza es la unión, de todas las diversidades, de todos los aliados. El momento es muy grave y no podemos perder esta oportunidad, unidos, aceptando a todos los que coincidan con el gran proyecto, y enfrentado lo que se presente. Éste es realmente el desafío histórico que enfrentamos.

(1) La primera aparición de Cavallo en economía fue como presidente del Banco Central, en los últimos meses de la Dictadura, de la mano de Bignone. Formaron parte de su equipo Sturzenegger y Melconián. Las decisiones que tomó allí (y sus efectos) eran una muestra de lo que haría después como ministro de economía de Menem. Y cabe destacar, calcadas después por el gobierno de Mauricio Macri en 2015-2019.

*Profesora de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.

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