Imagen del fotógrafo Víctor Basterra

PRENSA

Por Pablo Torello*

Obrero gráfico y militante peronista, Víctor Basterra militó de joven en el Peronismo de Base y en las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), fue secuestrado en agosto 1979 en Valentín Alsina por los grupos de tareas de la ESMA y en su cautiverio, fue forzado a fabricar documentación falsa para sus represores. Luego de su caída, junto a su esposa Laura Seoane y su hija mayor María Eva que tenía un año de edad, fueron duramente torturados durante días. Basterra sobrevivió de milagro: tuvo dos paros cardíacos mientras lo torturaban con la picana eléctrica. Así permaneció cautivo hasta el comienzo de la democracia.

La terrible historia de Víctor y su familia, podría ser la de cualquier víctima de la represión de la dictadura militar argentina, a no ser que con su trabajo de hormiga dentro de la ESMA, junto a su compañero el “sueco” Lordkipanidse, empezó  a guardar copias de las fotos que los marinos de la ESMA les pedían para la documentación falsa que usaban en la represión.  Aquellos que saben del proceso de revelado de fotos sobre papel, conocen el concepto de “imagen latente”. Es la que aparece al traspasar la imagen de un negativo a un papel fotosensible, en el cual solo aparecerá la imagen positiva cuando el papel sea sometido a revelado. Víctor guardaba una copia de cada una de esas fotos en papel sin revelar, y empezó a construir un archivo de cada uno de los represores que dentro de la ESMA pasaron frente a su lente.

En los años finales de la dictadura, y en un régimen de “salidas vigiladas” que proponían sus captores, Víctor comenzó a sacar de la ESMA, escondidas en su ropa interior y a riesgo de su vida, aquellas fotos de los represores que había guardado con el tiempo, y que aun sin revelar permanecían “latentes”. Así semana a semana, fuera de la ESMA,  en un paciente trabajo que le llevó meses, fue revelando esas fotos y empezando a construir en secreto el archivo de fotos de represores más grande de la Argentina.

La historia contará más adelante que el de Víctor Basterra fue uno de los testimonios más largos de acusación contra la dictadura, declarando en 1985  por más de nueve horas en el Juicio a las Juntas militares; que en base al reconocimiento comparativo con sus fotos fueron apresados y juzgados varios de los represores que seguían impunes en democracia; que el archivo fue entregado en forma completa por Basterra a la CONADEP y el CELS en 1984 y que en ese año  fueron publicadas en la Revista de la Juventud Peronista. También, la historia dice que las fotografías fueron utilizadas como prueba en el Juicio a las Juntas y en las causas que investigaron los crímenes del terrorismo de Estado, por caso la  causa de Alfredo Astíz y Jorge “Tigre” Acosta y que  fueron incorporadas en los Juicios de la Verdad  y en las causas por delitos de Lesa Humanidad desarrollados hasta a la fecha.

“Para mí las imágenes que saqué de la ESMA son una herramienta más en la búsqueda de la verdad, que políticamente se traduce en la exigencia de que digan dónde están y qué hicieron con los compañeros y quiénes son los responsables y ejecutores de las desapariciones”, relató alguna vez Víctor Melchor Basterra.

En 2004, cuando el gobierno de Néstor Kirchner destinó las 17 hectáreas de la ESMA para construir un Museo y Sitio de Memoria sacándosela a la Marina, Víctor Basterra  recorrió su lugar de cautiverio y narró su historia nuevamente, esta vez en el lugar de los hechos. Lo hizo erguido y desafiante, en primera fila junto al Presidente y otros sobrevivientes.

Yo lo conocí casualmente en 1989, por una foto carnet que me sacó en una casa de fotografía que abrió en Tolosa, al poco tiempo me enteré de su historia y empecé a soñar con una película que la narre. Nunca la hice. En cambio fui su amigo, y quizás compartió conmigo más cosas que si lo hubiese filmado. Lo agradezco.

El viernes me despedí de él en el Hospital Italiano de La Plata prometiéndole que volveríamos a vernos, ya estaba mal y su garganta le jugaba desde hace tiempo una mala pasada a su voz. Justo a él, que dijo tanto para construir memoria, verdad y justicia.

*Documentalista y docente de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP – Foto: Eva Cabrera

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