PRENSA

A lo largo de la historia, cientos de miles de periodistas fueron asesinados, torturados,  desaparecidos o detenidos por publicar información que reveló algún hecho oscuro o afectó intereses mayúsculos. Esas formas de la violencia para censurar, que en algunos casos conducen a la muerte, no deben impedir reconocer las vastas consecuencias que tiene la impunidad de los más poderosos.

Para no olvidar y tener presentes esos hechos, el 18 de diciembre de 2013,  la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó que todos los 2 de noviembre se conmemore el “Día Internacional para poner fin a la impunidad de los crímenes contra periodistas”. Esa fecha no es antojadiza, se eligió para recordar y homenajear a periodistas franceses ultimados ese mismo año en el país africano de Malí.

En definitiva lo ocurrido en aquella nación de África occidental pretende llevar a la praxis el espíritu de la normativa: “La lucha contra la impunidad forma parte integrante de la libertad de expresión, la libertad de prensa y el acceso a la información. Reforzar la seguridad de los periodistas que toman riesgos para informarnos no es solamente un deber indispensable, sino también un desafío de la democracia”.

África, América Latina, Asía son los continentes que sufrieron y sufren la persecución de periodistas y reporteros/as/es gráficos. Pero en realidad es un flagelo que persiste en todo el planeta. En Argentina, la última dictadura cívica militar, como las que la precedieron, acallaron las voces de miles de trabajadores/as de prensa de la peor forma posible: la muerte. A todos/as/es seguramente se los podrá recordar en la figura y vida de Rodolfo Walsh. Su tarea periodística es un llamamiento ineludible para que nadie más sea un espectador pasivo de asesinatos y prohibiciones.

Un caso que no debemos olvidar es el de Colombia, que sigue siendo uno de los países más peligrosos del hemisferio occidental para los/as/es periodistas, es blanco frecuente de amenazas de muerte, ataques físicos, secuestros y asesinatos. Desde hace dos años, los/as/es trabajadores de los medios de comunicación han sido objeto de campañas de acoso e intimidación y espionaje, afectando la libertad de expresión y el derecho a la comunicación de nuestros hermanos colombianos.

Por eso, en una fecha como la de hoy se debe fortalecer la memoria, exigir verdad y justicia para todos/as/es los/as/es compañeros/as/es de prensa que ya no están y que abrieron caminos, destinos y expandieron la conciencia de multitudes. No debemos olvidar y debemos reforzar el pedido de justicia de estos crímenes que atentan contra el derecho de la sociedad a estar informados. El tipo de noticias que son silenciadas con estos crímenes son las que precisamente  la opinión pública necesita.

Dirección de Prensa y Comunicación de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.

Pin It on Pinterest