PRENSA

Por Yanina Lamberti*

Hoy se conmemora el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, una iniciativa impulsada por la Unesco y que persigue mostrar el papel de la ciencia en la sociedad y su potencial utilidad como instrumento para acrecentar la paz, el desarrollo social y económico de la humanidad, la salud, la promoción de los DD.HH. y la protección del medio ambiente.

Es difícil escribir unas líneas sobre este día sin mencionar la pandemia por Covid-19 y el rol que ha tenido la ciencia y la tecnología para aportar soluciones concretas a una problemática mundial que puso a prueba a los diferentes actores sociales. A lo largo de estos meses científicos y científicas de todo el mundo han trabajado mancomunadamente y a una velocidad inédita, para contribuir a poner fin a esta dramática situación que puso en jaque al sistema sanitario con consecuencias devastadoras en todos los ámbitos. La pandemia por Covid-19 indica la necesidad de apostar a un desarrollo científico y tecnológico para afrontar problemáticas complejas.

Como parte del sistema científico de nuestro país no puedo dejar de reflexionar sobre  el rol que ha tenido la Ciencia local en el combate contra el Covid-19. Desde un primer momento se conformó la Unidad Coronavirus, conformada por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, la Agencia i +D+ i y el Conicet y se financiaron cerca de 150 proyectos que abarcaron la investigación y desarrollo de métodos diagnóstico, inmunopreventivos, de tratamiento, epidemiológicos, de evaluación y mitigación del impacto social y económico en los territorios, de desarrollo de elementos de protección personal, entre muchas otros. Hoy vemos con orgullo importantes avances en diversos aspectos. La posibilidad de sustituir importaciones de insumos biomédicos que están en escases global, demuestran la centralidad que tienen las políticas de CyT para el desarrollo del país y la necesidad de un Estado que coordine la articulación de los diversos sectores para afrontar problemáticas puntuales.

Cabe aclarar, sin embargo, que estos avances, son sólo una pequeña demostración de lo que la ciencia Argentina podría aportar de haber tenido a lo largo de los años una mirada constante y estratégica hacia el sector, hoy golpeado por años de políticas recesivas que impactaron fuertemente en el sistema. No nos olvidemos de que Cavallo nos mandó a lavar los platos en la década del 90, siendo recordado este período como uno de los más negativos. Creo que nadie puede negar que el fuerte impulso que vivió el sector entre el 2003 y el 2015 hoy nos hace estar mejor preparados para dar una respuesta a esta pandemia, pese a políticas de desfinanciamiento que sufrimos a partir del 2015, donde nuestro Ministerio fue degradado a Secretaria y sufrimos una reducción en términos reales del 42% del presupuesto, con una disminución en el número de ingresos a Conicet que determinó una fuga importante de recursos humanos.

Este breve recorrido de los últimos 30 años muestra que los vaivenes de las políticas hacia el sector son el reflejo de los diferentes modelos de país que a lo largo de la historia han estado en pugna en nuestra sociedad. Por un lado, gobiernos que se alían con poderes fácticos, de corte neoliberal, que maximizan las políticas de ajuste, las políticas predatorias, poco productivas, y que obstaculizan cualquier  proceso de desarrollo y redistribución y que claramente no les interesa ni les interesará  invertir en ciencia y tecnología. Por otro, gobiernos que apuestan a sostener un modelo de desarrollo inclusivo, soberano y con independencia económica. Que la conmemoración de este día y lo vivenciado a lo largo de esa pandemia nos deje como reflexión la necesidad de fortalecer, ahora y siempre,  políticas orientadas en el último sentido, que  impulsen la redistribución y creciente equidad, con un Estado, presente, coordinador de capacidades y promotor de políticas sistémicas que abarquen acciones de CyT enfocadas en la solución de las necesidades de nuestra población.

*Investigadora del Conicet y concejala.

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