PRENSA

Por Ramón M. Baibiene*

Hablar del 24 de marzo de 1976 es un acto de memoria, un recorrido por la temporalidad, por la historia; donde las categorías pasado-presente-futuro se ponen en juego, se tensan, se entrelazan, se iluminan, se niegan. El acto de memoria siempre conlleva una elección, un posicionamiento; hay que hacerse cargo desde donde y de que se habla. Podemos hablar del terror, del experimento criminal que fue ese golpe o también podemos elegir hablar de las luchas, de la resistencia del Pueblo.

Invito a repasar esas luchas, a volver a poner en tensión la temporalidad, a través de ciertas consignas, entendiendo por consignas lo que el pueblo pone en palabras, una construcción social, heterogénea, contradictoria, una forma de murmurar lo indecible.

Es imposible hablar de esa lucha sin nombrar las mujeres que le pusieron el cuerpo, que lo siguen poniendo; es imposible no ver en los pañuelos blancos de ayer los pañuelos verdes de hoy. Es imposible hablar de esa lucha sin nombrar a las Madres y Abuelas.

La consigna más emblemática que se le dirigió a la dictadura fue “Aparición con vida”; la agudeza de esa consigna no sólo estaba en la tensión entre desaparecido/aparecido entre vida/muerte; sino, en lo que emergía de ella; la imposibilidad intrínseca de la afirmación hizo visible el plan sistemático. En ese plan sistemático, está la explicación del proyecto político-económico de la Dictadura, de sus socios ¿a quiénes y por qué, cómo? esa consigna alumbraba la condición de posibilidad del plan, lo que en las casas se sabía, la clandestinidad.

Con la vuelta de la Democracia, la consigna, la exigencia al gobierno democrático fue “Juicio y Castigo”, esa consigna, su facticidad, también ponía en jaque al poder; rompía por los aires el discurso de los dos demonios. En plena vigencia de esa consigna, sancionadas las leyes de obediencia debida y punto final; entre compañeras y compañeros nos organizamos y se crea H.I.J.O.S. Organismo que se inscribe en las luchas de Madres y Abuelas, lucha que desde temprana edad veníamos acompañando.

Ninguna historia es lineal, menos la de los pueblos; las historias ocurren, con rupturas y continuidades. Y sin duda, la irrupción del proyecto popular de Néstor/Cristina, paradójicamente -no necesariamente-, producto de la crisis social que llevó aquél proyecto iniciado en 1976, lo es.

Esos gobiernos significaron una ruptura con la política-las estrategias de impunidad- y una continuidad con las consignas de los organismos de derechos humanos. Ese gobierno pudo asumir los reclamos históricos de los organismos y transformarlos en políticas públicas; en la continuidad y profundización de los juicios, la reconstrucción de la memoria, de las historias de lucha con nombres propios alrededor de los sitios de Memoria y sobre todo, porque sí no nada de eso hubiera tenido sentido, significó la continuidad con las banderas históricas de Soberanía Nacional, Independencia Económica y Justicia Social, enarbolando junto a ellas la bandera la de Memoria, Verdad y Justicia. También significo la ruptura de la tradición liberal de criminalización de la protesta.

Desde 2015 en las calles se escucha otra consigna “Macri, vos sos la Dictadura”; mucho hemos discutido sobre la real significación de esta consigna (hago esta aclaración porque creo que los pueblos no se equivocan, porque creo que la historia está hecha de rupturas y continuidades). Entonces su significación habría que buscarla en lo indecible, por el poder: que el gobierno de Macri –Vidal – Garro-, es la continuidad del proyecto de los civiles que apoyaron la Dictadura, que ese modelo económico siempre se sostuvo en base a la criminalización del conflicto social y la mano dura y que las “tareas” encomendadas a la junta militar encuentran una continuidad en las tareas encomendadas hoy al Lawfare.

A modo de cierre quisiera compartir otra, no me animo a decir consigna, pero sí palabras del pueblo “este asunto está ahora y para siempre, en tus manos”.-

*Militante de H.I.J.O.S La Plata, de la Mesa por los Derechos Humanos de La Plata y profesor de la Cátedra de Comunicación y Derechos Humanos de la Facultad.

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