PRENSA

La noticia puede ser un golpe de nocaut para el deporte argentino. Mauricio Macri firmó un decreto que transforma a la Secretaría de Deportes de la Nación en una Agencia y le autoriza a vender sus bienes. Sin medias tintas. El deporte argentino no solamente está en peligro. También está en venta. Y claro, es una historia que no empezó hoy, sino que se viene gestando desde hace un tiempo, aunque cada vez más con más fuerza.

Hace menos de cuatro meses, Buenos Aires fue la sede de los Juegos Olímpicos de la Juventud y todas eran sonrisas. Pocos entonces hablaban de lo que se venía para cambiar el mapa de la ciudad y, por consiguiente, del deporte argentino. Uno de ellos era Ernesto Rodríguez, el periodista que más sabe del deporte olímpico en Argentina, y que estuvo en la Facultad en el último Congreso de Periodismo Deportivo.

“La sede de los Juegos de la Juventud se ganó mintiendo”, dijo ante los estudiantes que lo escucharon en aquella charla. “Buenos Aires presentó una propuesta donde no se iban a construir nuevos escenarios. Se iban a utilizar los que estaban en la zona norte de la ciudad. Pero una vez que se ganó la sede, se cambió el proyecto y se mudó al sur. Porque lo que está proyectado para el norte es un gran negocio inmobiliario”. A Rodríguez, no casualmente, durante días le negaron la acreditación para los Juegos. Pero todo lo que anunció se viene cumpliendo al pie de la letra.

El primer objetivo de este gran negocio fue el Tiro Federal, en el barrio de Núñez y frente a la cancha de River. Ya se vendió en noviembre y el grupo que lo compró lo integra ni más ni menos que la familia de Gerardo Werthein, el presidente del Comité Olímpico Argentina. Sí, quien debiera defender el deporte argentino fue el primero en quedarse con uno de los pedazos del negocio.

Lo que sigue en la fila son las instalaciones del Cenard, el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo, también lindero con el Tiro Federal. Allí se formaron generaciones de deportistas e infinidad de seleccionados. Por allí pasaron Emanuel Ginóbili, Luciana Aymar, Marcos Milinkovic y una lista interminable. Con el final de Buenos Aires 2018, en octubre pasado, se anunció que iba a mudarse al sur, a Villa Soldati, donde la infraestructura no está en condiciones (al menos de momento) y donde hay muchos deportes que no tendrían lugar.

Junto al Cenard funciona el Instituto Superior de Educación Física N° 1, que lleva el nombre de Enrique Romero Brest, cuna de atletas y entrenadores que desde hace meses alzó la voz para defender su espacio y sus derechos. Sus autoridades ya recibieron el mensaje de que tendrán que mudarse, porque ese lugar tiene pensado un nuevo destino.

El círculo se cierra con el decreto 92/2019, que acaba de firmar Mauricio Macri, bajándole el rango a la Secretaría de Deportes de la Nación y transformándolo en una Agencia de Deporte Nacional. Y que en su artículo 15 lo autoriza a “las ventas, locaciones u otras formas de contratación de sus bienes muebles e inmuebles”. Su titular será Diógenes de Urquiza, que en los años 80 fundó (junto con el propio Macri) la Asociación Argentina de Pádel. Y ya tiene la herramienta para iniciar la venta y privatización de los activos del deporte.

En el mundo del deporte, no son tantas las voces que se alzaron en contra, y es bastante lógico. La mayoría de los deportistas de alto rendimiento, los que se entrenar en el Cenard, dependen en su inmensa mayoría de las becas del Estado. Y el Enard, el organismo creado en 2009, dejó de ser un ente autárquico con presupuesto propio; ahora depende de la mano discrecional del funcionario de turno. Deportista que proteste, que se queje, que denuncie, tiene la certeza de que le va a pasar lo que ya anunció el propio De Urquiza hace unos meses en Olé: “Andá a laburar, ya tenés 21 años”.

El plan, además, es más ambicioso. Va ni más ni menos que por uno de los dos clubes más importantes del país. Sí, la cancha de River (y el club todo) es uno de los próximos objetivos de este plan de negocios. Hace rato que se instaló en los pasillos del Monumental y en los medios de comunicación el discurso de que “el estadio es viejo y hay que hacer uno nuevo”.

Si se muda River, si venden el Cenard, parece poco probable que resistan la embestida los otros (y muchos) clubes que están en la zona: Ciudad de Buenos Aires, Comercio, Náutico Buchardo, Defensores de Belgrano, Obras Sanitarias, Círculo Policial… Sobran los testimonios de quienes han visto maquetas donde en ese lugar se proyectan enormes torres, shoppings y centros comerciales que la darían a la Ciudad de Buenos Aires una imagen muy diferente a la de hoy.

Víctor Lupo, otro que visitó la Facultad el año pasado, fue muy claro ante los estudiantes de la carrera de Periodismo Deportivo: “El proyecto es hacer de Buenos Aires una ciudad de cinco millones de habitantes. Por eso necesitan quedarse con los terrenos de los clubes para construir grandes edificios”. Y esos edificios quedarían cerca de Aeroparque, desde donde el negocio incluye trasladarse velozmente en aviones hacia cualquier punto del país.

Alguna vez, por esa cercanía con Aeroparque, Buenos Aires edificó en esa zona su sueño olímpico. Por eso se proyectó allí el Cenard y por eso se habló del corredor olímpico, que llegaba desde el Tigre hasta la cancha de Racing. Y estuvo a punto de ser posible, cuando Argentina perdió por un voto la organización de los Juegos Olímpicos de 1956, que finalmente organizó Melbourne. Hoy, ese corredor olímpico todavía es posible, tanto que se usó como proyecto para ganar la sede los Juegos de la Juventud del año pasado. Pero los Juegos ya pasaron y a los que manejan el deporte parece que lo que les interesa ahora es hacer negocios. Y al deporte lo pusieron en venta.

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