PRENSA

Por Cynthia Díaz*

El día que cumplió 50 años, Rodolfo Walsh se impuso el desafío de terminar su cuento “Juan se iba por el río” y la «Carta abierta de un escritor a la Junta Militar» para el primer aniversario del golpe.

Esta determinación resulta más que lógica en un hombre que había elegido, muchos años atrás, denunciar las violencias desatadas contra el pueblo.

Con la certeza de estar siempre del lado de los oprimidos, dio a conocer los fusilamientos clandestinos en un basural de José León Suárez después de escuchar la noticia del fusilado que vivía. La denuncia minuciosa sobre el asesinato de trabajadores y el accionar de las fuerzas represivas fue publicada por entregas en la Revista Mayoría como «La Operación Masacre”, un libro que no encuentra editor y que fue además el primero del género que después se llamaría «Nuevo periodismo».

Con esta experiencia a cuestas, recibió el encargo de investigar la confusa muerte del abogado de Ricardo Peralta Ramos, uno de los dueños del diario La Razón, expropiado por la dictadura de Aramburu en 1956. El resultado fue publicado también en Mayoría como “Caso Satanowsky”.

Fueron estas dos investigaciones las que hicieron que Jorge Masetti lo invitara a formar parte de la agencia Prensa Latina, ideada por Fidel Castro y el “Che” Guevara, para combatir a los monopolios informativos en la difusión de temáticas vinculadas a la situación de América Latina y la obra de la Revolución Cubana.

El retorno a la Argentina dos años después, incluyó un paradójico “silencio de seis años”, durante los cuales Walsh recorrió el noreste de nuestro país y retrató, en sus crónicas para la revista Panorama, las costumbres y estructuras sociales de las provincias del interior, así como también las consecuencias de las políticas de Adalbert Krieger Vasena sobre las economías regionales. Fue también por esos años que escribió “Esa mujer”, elegido por escritores y críticos como el mejor cuento del siglo XX.

En 1968 la política lo ocupó todo cuando Raimundo Ongaro, secretario general de la CGT de los Argentinos y a quien había conocido en Madrid por intermedio de Juan Domingo Perón, le propuso la dirección del Semanario CGT. Allí publicó investigaciones sobre las torturas y secuestros realizados por la policía de la provincia de Buenos Aires, tituladas “La secta del gatillo alegre” y “La secta de la picana”, y la serie de notas “¿Quién mató a Rosendo García?”, una investigación sobre la muerte de un sindicalista en la confitería La Real de Avellaneda.

Fue gracias a ese trabajo que conoció a los hermanos Villaflor, de la mano de quienes ingresaría a las Fuerzas Armadas Peronistas y desde allí a Montoneros donde formaría parte de la redacción del diario Noticias.

La dictadura cívico militar lo enfrentó a la muerte de su hija Victoria, dolor y orgullo que compartió con el mundo en “Carta a mis amigos”. Fue también en ese contexto que, fiel a su compromiso militante, fundó la Agencia de Noticias Clandestina (Ancla) y Cadena Informativa, cuyos informes “Crónica del terror”, “El fin de la inocencia” y “Una lucha sin límites morales” fueron el principal insumo para la carta que Walsh alcanzó a dejar en algunos buzones de Buenos Aires el 25 de marzo de 1977.

Rodolfo Walsh: periodista, escritor, intelectual y militante. Ese hombre que hoy, a 92 años de su nacimiento, recordamos como aquel que eligió la acción por sobre el silencio para ser, por siempre y para siempre, parte de la historia viva de esta tierra.

*Docente de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.

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