PRENSA

Por Claudia Villamayor*

Noventa y nueve años de vigencia para un medio de comunicación que va mutando en múltiples formatos. Analógico, digital, emplazado en todos los rincones de nuestro país y de América Latina y el mundo, formando parte de propuestas multiplataformas, en formatos transmedia. Hay quien dice que las radios eran las de antes cuando estaban en un edificio y tenían una antena en una planta transmisora. Hay quienes decimos que todos los formatos que adquiera ella son válidos, inclusive cuando la transmisión construye esa imagen de radio televisada por Internet. Todas abonan a la magia de multiplicar las voces y hacerla circular.

Para salir de la mirada que la recuerda en algunos libros como lo prefieren las patronales de las corporaciones, recordando estrellas y avisándonos de su magia ubicua para referir a las trayectorias del mercado, nosotres elegimos todas las versiones de la radio, sin olvidarnos de ninguna, como más de una vez lo hemos recordado en esta memoria radiofónica que no olvida las voces que subvierten ese orden corporativo que refuerza al capital.

Desde aquellas voces de Radio Rebelde en Cuba, las voces de Radio Noticias del Continente que transmitía en onda corta desde Costa Rica, Radio Venceremos en El Salvador, Radio Farabundo Martí de Liberación Nacional en El Salvador, Radio Segovia de Nicaragua, Radio Cutivalú del Perú, Radio Chiwalaki de Bolivia, Radio Latacunga del Ecuador, Radio Progreso de Honduras, Radio La Voladora de México, Radio la Cometa de San Gil, Radio Raudal del Brasil, entre 0tras. Hoy por hoy son otros los nombres que recogen esos legados y que recorren todo el continente.

Las trayectorias latinoamericanas actuales, las tienen regando cada país a nuevas emisoras que tienen diez, veinte o treinta años. Esas huellas nuevas que recogen legados de otras décadas, siguen las huellas de las voces que no reciben premios oficiales de los agrupamientos privados, de los monopolios y oligopolios; están militando la libertad de la palabra y un tipo de ejercicio periodístico que por sobre todo desnaturaliza el vozarrón que cuenta la historia que más beneficia al modelo neoliberal. Fortalecidas todas cuando trabajan en red y mucho mejor cuando cuentan con un sistema de medios públicos, universitarios y/o escolares administrados en un espectro digital que favorece la palabra pública federal de todo un país.

En este camino nos encontramos con periodistas, comunicadores de radios públicas que han perdido el trabajo de a miles desde 2015 hasta ahora! Que han hecho de la radio pública un escenario potente de diversidad de voces hoy no tienen lugar porque están siendo perseguidos o privados de su trabajo. Esos compañeros y compañeras, esperan por otro momento de la comunicación como la preferimos quienes trabajamos por situar en todas partes la reflexión por el conjunto de los derechos de las humanas y humanos.

La memoria de la Radio en este 27 de agosto de 2019, nunca más tiene que ser recordada como entelequia despolitizada. La Radio no es una sola, ni mucho menos encarcelada en un pensamiento universalista de la misma. Hay que verla, revisarla, estudiarla, celebrarla allí donde se hace eco de las voces de ciudadanas y ciudadanos, y es más donde los micrófonos son tomados por las comunidades sociales y culturales de un país o de un continente. Hay que hacerla y pensarla de manera situada allí donde suceden las luchas no sólo por el derecho a la palabra sino donde suceden las luchas de los y las negadas del Sur Global. Que podamos celebrarlas todes les radialistas que se vuelven ubicuos para que se multipliquen las voces y se fortalezca la democratización de la palabra y la militancia de la verdad.

  • Directora de la Tecnicatura Superior Universitaria en Comunicación Popular y docente de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.

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