Mariana Enriquez

PRENSA

Mariana Enríquez es noticia. Al ganar la edición número 37 del Premio Herralde de Novela, salió en la tapa de los diarios. Ese destino de portada quizás no lo imaginaba cuando durante la década del noventa estudiaba comunicación en nuestra Facultad. Ya de regreso de España, donde su novela “Nuestra parte de la noche” se impuso sobre 680 originales, se hizo un rato para charlar sobre la escritura, sus años de estudiante, su gusto por lo sobrenatural y los géneros.

¿Cómo nace una escritora? Pensaba en las múltiples capas que forman a una escritora… ¿entre esas capas cómo influenció estudiar Periodismo en nuestra Facultad, en La Plata?

Antes de estudiar, a los 17 años, ya estaba escribiendo una novela, “Bajar es lo peor”. No estaba pensando de ninguna manera en convertirme en escritora, era algo que estaba escribiendo para mí. Decidí estudiar periodismo porque leía bastante periodismo, sobre todo de rock y quería ser crítica de rock. Estudiar periodismo fue una decisión porque creía que podía encontrar trabajo más o menos fácil, necesitaba conseguir trabajo y creía que en el periodismo lo encontraría.

¿Qué leías?

Leía fanzines, leía “Cerdos & Peces”, también periodismo de rock extranjero, lo poco que se conseguía a principios de los 90. Quería cubrir shows, quería entrevistar músicos, anhelaba ser parte de ese mundo. La música está siempre muy presente en lo que hago, incluso en mi tarea periodística me gusta más especializarme en música que en literatura.

¿Cómo es la convivencia entre la escritura periodística cultural y la de la escritura de cuentos, de novela? ¿Son estados complementarios o cuando te metés dentro de un cuento, de una novela “apagás” el registro periodístico?

Para mí el periodismo cultural y la literatura no tienen nada que ver. El periodismo me parece más vinculado a una cuestión de manejar datos, manejar declaraciones, hablar de los objetos culturales que ya existen. En cambio la literatura, la literatura que yo hago, la hago sin investigación, casi cien por ciento imaginación, si hay algo de investigación son muy vagas y después la uso de manera oblicua.  La escritura periodística la ejerzo de manera muy disciplinada, me siento, escribo la nota, tengo las fuentes, la información, lo hago relativamente rápido. La escritura literaria la hago de mañana, más que nada para acomodarme con los tiempos de laburo. Puedo escribir dos minutos o diez. El periodismo te da una cierta disciplina, una “estructura de trabajo” que es diferente de lo literario. La escritura periodística tiene que ser muy responsable, tiene que pensar en el lector, en cambio la escritura literaria no tiene por qué ser responsable, no tiene por qué pensar en el lector… a ver, si puedo pensar en el lector porque quiero que lo pasen bien cuando leen un texto ficcional mío, pero es un grado de responsabilidad distinto, no le estas informando.

Te he escuchado en varios reportajes decir que te sentís “muy cómoda” trabajando dentro de los “géneros literarios”… ¿puede que en este punto otra vez tenga que ver que tu formación no haya sido Letras, sino Comunicación? Nuestra carrera siempre tuvo una sensibilidad particular para recuperar los mal llamados géneros bajos, esos que durante mucho tiempo el mundo académico cuestionaba o directamente olvidaba…

Puede ser, aunque mi relación con los géneros es bastante anterior a estudiar periodismo. Las primeras literaturas que leí eran de género, de género fantástico, de género terror. No tengo mucha noción de que se estudia en Letras, es como que me hables de Ingeniería. Creo que lo que si me dio el Periodismo es que si tenés una propensión a la curiosidad como yo tenía, una propensión a la mezcla, a ser muy omnívoro con tus consumos culturales, con una baja diferenciación entre alta cultura y géneros, ahí sí puede ser que haya tenido una influencia. Pero yo ya venía con eso, yo leía Stendhal y leía historieta al mismo tiempo, seguro que el Periodismo, estudiar Periodismo estimuló eso que yo ya traía, no fue la “causa”, pero lo estimuló. Lo que el periodismo me incentivó fue la curiosidad.

En “Nuestra parte de la noche” abarcás tres momentos históricos… ¿Cómo trabajas el “contexto”? ¿Es un mero telón de fondo o cada época interpela a los personajes?

Es difícil hablar de cómo en “Nuestra parte de la noche” cada época interpela al personaje. Creo que es una novela que básicamente cuenta una historia que tiene que ver con lo sobrenatural y con una familia, con la relación entre un padre y un hijo. Esto transcurre en cuatro momentos históricos que son muy cercanos. Fines de los 60 en Londres, dos o tres días de 1980, en Misiones, un viaje de Buenos Aires a Misiones, unos años en mediado de los 80 y los primeros años de los 90. Son momentos relativamente cercanos. Pasan por distintas etapas, la Dictadura, el Alfonsinismo, Menem. Mis personajes se relacionan con el contexto, claro, como siempre mis personajes se relacionan con el contexto, me gusta que lo que pasa, que el componente sobrenatural se relacione con un contexto real, con un contexto político.

Mariana Enríquez ya era una de las voces más destacadas de su generación; con la llegada de este premio, dotado de 18 mil euros, su nombre se vuelve una referencia ineludible. Gonzalo Portón Gijón, uno de los miembros del jurado destacó que la novela “desborda las convenciones del género al que adscribe para elevarse a la categoría de novela total, abierta a grandes asuntos: la inmensidad de la relación entre un padre y un hijo, los lazos terribles del amor y de la amistad, la enfermedad como condición de vida, las máscaras del ritual, la verdad atroz de los dioses, la cara oculta de la historia y la política. Juan Pablo Villalobos, otro de los jurados puntualizó que la obra es “continuadora de una tradición que podríamos denominar La Gran Novela Latinoamericana.”

Todo premio y más el Herralde significa ponderar una propuesta estética… ¿pudiste pensar qué pusieron en valor al premiar “Nuestra parte de la noche”?

Me es muy difícil pensar qué se premió… es una cosa que se puede pensar más de afuera que desde adentro. Yo venía de escribir cuentos, cuentos que estaban más o menos en la misma línea que la novela, aunque la novela es un poco diferente y además es una novela larga, seiscientas páginas, así que espero que se haya premiado la ambición. También quizás cierta audacia en el cruce entre géneros que no son tan habituales. Y supongo además o sobre todo que les habrá gustado… yo soy jurado y cuando elijo algo para un premio, elijo lo que me gusta. Y espero que ellos también hayan elegido lo que les gusta.

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