PRENSA

Por Pablo Bilyk* y Carlos Ciappina**

Lejos de la conmemoración acartonada y formal; el 25 de Mayo representa la certeza de que es posible la liberación nacional y la conquista de la soberanía. Indefectiblemente es un momento de conmemoración y reflexión. ¿Cómo podemos pensarlo en el marco de la pandemia?

Nos encontramos ante una situación inédita. En un mundo que ya venía atravesando un momento de transformación y deterioro acelerado, un factor biológico pone en grave crisis el funcionamiento de una globalización que propagó el virus a gran velocidad a través de los aviones.

La medida más efectiva es el aislamiento y el momento es ahora. Los Estados Nación deben intervenir con políticas sanitarias urgentes para evitar escenarios de catástrofe. Deben tomarse las medidas necesarias de asilamiento y lograr conciencia ciudadana para afrontar una situación que demanda, y demandará aún más en los meses que siguen, compromiso colectivo. Hoy, ha quedado claro que la única institucionalidad que puede preservar el bien común en este contexto es el Estado. 

La crisis de la pandemia vuelve a señalarnos el enorme valor de la soberanía (educativa, científica, tecnológica, sanitaria, comunicacional, etc.), pues es desde allí que puede imaginarse un futuro sin los estragos de la pandemia. Por estos días conocemos los avances científico tecnológicos, al mismo tiempo que vemos cómo las universidades se vuelven instituciones estratégicas para responder a la emergencia desde su diferentes  territorios.

Queremos proponer un viaje a través de los testimonios para hilvanar la conexión entre ideas y proyectos nacionales. Un viaje por tres 25 de mayo particulares: 1810, 2003 y 2010, donde podemos leer los posicionamientos sobre temas que marcan nuestra actualidad como el endeudamiento, las grandes riquezas y el rol del Estado garantizando derechos.

Los/as/es libertadores de nuestros diferentes tiempos siempre tuvieron claro que la posibilidad de la liberación se juega en la construcción de la soberanía. Viajemos a 1810, leemos el “Plan de operaciones” de Mariano Moreno:

“Se verá que una cantidad de doscientos o trescientos millones de pesos, puestos en el centro del Estado para la fomentación de las artes, agricultura, navegación, etc. producirá en pocos años un continente laborioso, instruido y virtuoso, sin necesidad de buscar exteriormente nada de lo que necesite para la conservación de sus habitantes”.

¿Qué posición tomar con respecto a las riquezas en ese lejano 1810? Seguimos leyendo el plan de operaciones de Mariano Moreno:

“Es máxima aprobada, y discutida por los mejores filósofos y grandes políticos, que las fortunas agigantadas en pocos individuos, a proporción de lo grande de un estado, no sólo son perniciosas, sino que sirven de ruina a la sociedad civil, cuando no solamente con su poder absorben el jugo de todos los ramos de un estado, sino cuando también en nada remedian las grandes necesidades de los infinitos miembros de la sociedad”.

El 25 de Mayo de 1810 es la génesis de lo que hoy llamamos la Argentina. Y por esta razón se transforma en un nudo histórico en el que buscan identidades los proyectos económicos sociales y políticos que se han debatido y se debaten por ser hegemónicos en nuestro país.

El 25 de Mayo no es antiespañol sino anti absolutista; no es elitista y prolijo, sino popular y militante;  no es europeísta sino americanista; en el que se enfrentan un proyecto colonial con uno emancipador; en el que se avizoran los conflictos entre un modelo de nación elitista y otro popular. Es el momento en que se pone en discusión el orden social piramidal, racista y explotador que la  España absolutista había construido en nuestra  América.

Viajemos a un tiempo más próximo, gracias a la revolución de las telecomunicaciones podemos ver y oír el momento exacto en que Néstor Kirchner brinda su discurso de asunción ante la asamblea legislativa el 25 de mayo de 2003.

“Es el Estado el que debe actuar como el gran reparador de las desigualdades sociales en un trabajo permanente de inclusión y creando oportunidades a partir del fortalecimiento de la posibilidad de acceso a la educación, la salud, y la vivienda, promoviendo el progreso social basado en el esfuerzo y el trabajo de cada uno. Es el Estado el que debe viabilizar los derechos constitucionales, protegiendo a los sectores más vulnerables de la sociedad, es decir, los trabajadores, los jubilados, los pensionados, los usuarios y los consumidores”.

Más cerca, en el bicentenario, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner dice:

“Si uno Nos mirara a todos nosotros, verían todos distintos orígenes, pero vería un solo objetivo: que sus pueblos, que sus sociedades tengan más libertad, más igualdad, más equitativa distribución de la riqueza, más educación, más salud”.

Hoy, en medio de la pandemia, el Presidente Alberto Fernández debió responder una pregunta en la línea del periodismo hegemónico que insiste en instalar una crítica a la cuarentena como medida sanitaria.

“Dejen de sembrar angustia. Angustioso es que no te cuiden, angustioso es que el Estado te abandone, Angustiante es que el Estado diga aquí no pasa nada, acá están pasando cosas serias, y por eso actuamos como actuamos”

Otro 25 de Mayo histórico, en un momento clave para la humanidad, que enfrentamos con nuestros triunfos y derrotas. Los hechos por la justicia social luchan contra los relatos del odio y el egoísmo. En un Estado que pone su prioridad en el cuidado de la vida de su pueblo es donde resplandece “la hermosura de los hechos” que fue el motor de las acciones de Walsh y tantos/as/es luchadores.

* Vicedecano de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP .

* * Director de Licenciatura en Comunicación Social de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.

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