ACADÉMICA

Por Silvina Pauloni*

La Asamblea General de las Naciones Unidas decidió proclamar el 21 de noviembre Día Mundial de la Televisión. La fecha está establecida en conmemoración al día en que se celebró el primer Foro Mundial de la Televisión. La ONU invita a todos los estados miembros a “que observen El Día Mundial de la Televisión promoviendo intercambios mundiales de programas de televisión centrados, en particular, en cuestiones como la paz, la seguridad, el desarrollo económico y social y la promoción del intercambio cultural».

La historia de la TV argentina tiene un pasado muy reciente. La Argentina fue, el cuarto país del continente americano en comenzar con las transmisiones de televisión –después de Brasil, México y Cuba– y el octavo a nivel mundial luego de Alemania, Inglaterra y Estados Unidos. En ese momento, se estimaba que no había más de 30 receptores en toda la ciudad de Buenos Aires.

La televisión argentina quedó inaugurada oficialmente con un acto de Eva Perón en la Plaza de Mayo, con motivo del sexto aniversario del Día de la Lealtad, el 17 de octubre de 1951. Mucho se ha hablado de la precarización de aquel primer discurso en cuestiones técnicas, ya que el equipo portátil de cámaras y el estudio central fueron a través de un cableado improvisado.

La década del 60 fue la época de oro de la TV: la adquisición masiva de televisores y la definitiva aceptación de los artistas a participar en ella la convirtieron en una industria frondosa. Fue el momento en que la televisión pasó a ser simplemente “La Tele”.

La televisión no fue en sus comienzos un símbolo de masividad como si lo era la radio, y pocas fueron las personas que contaban con aparatos receptores en sus hogares. De esta forma, la novedad fue compartida en bares y negocios de Buenos Aires entre un público que hasta entonces, había sido esencialmente radioescucha. El 4 de noviembre de 1951 el canal inició sus transmisiones regulares con la sigla LR3 Radio Belgrano TV, y pudo ser sintonizado en el número 7.

Fue el único canal estatal donde se irían formando artistas, técnicos, camarógrafos y directores, la mayoría de ellos provenientes del mundo del espectáculo.

La historia de la industria gráfica, junto con la expansión del cine nacional y la consolidación de la radio en las familias argentinas fueron parte importante del proceso de inserción de la televisión. La Argentina de 1950, y más específicamente la del gobierno de Juan Domingo Perón, rindió culto a los espacios públicos urbanos, donde el escenario por excelencia fue la Plaza de Mayo, lugar en el que se concentraban las masas seguidoras del movimiento peronista. Por tal motivo, no es casual que la primera transmisión televisiva fuera una fecha tan importante para el peronismo, como el 17 de octubre de 1951 y su transmisión estuviera asociada a un discurso político de Perón.

Si bien la TV en sus comienzos fue un medio de lujo, a medida que penetraba se convertiría en un medio de vinculo social. Las familias se reunían en una casa a ver televisión. Se agolpaban en las vidrieras. Concurrían a las unidades básicas.

Si para el peronismo la TV comenzó construyendo vínculos, para el kirchnerismo (impulsor de la TDA) fue un plan social en sí mismo, fue la posibilidad de otorgar  derechos relegados históricamente.

La implementación de la TV digital en 2009, al igual que la inserción de la TV analógica, promovió el escenario ideal para redefinir su organización, planificación, producción, inversión, distribución y recepción de las frecuencias y señales. La Televisión Digital Abierta fue pensada en todas sus aristas, ya sean tecnológicas, de contenidos, de implementación y como una política de Estado, inserta en un plan de gobierno, con muchas posibilidades de ser capitalizada.

Cuando hablamos de la televisión de hoy, ya no estamos hablando de un medio de transmisión, sino que hablamos de un medio de comunicación masivo, con un fuerte dominio privado, con concentración de medios y alta rentabilidad comercial. Si bien hablamos de un medio de comunicación popular, su recepción está muchas veces condicionada a un centralismo regional. Frente a este contexto, la televisión de hoy, mediada por múltiples pantallas, parece separar y no unir, parece copiar y no innovar, parece prometer un cambio que no llega, parece prometer expectativas, que hasta ahora, nunca fueron cumplidas.

Ese fue el desafío que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner que se propuso llevar a la práctica, desde el momento que instaló en la agenda política un debate sobre el rol de los medios, su titularidad, su administración y su producción. Con la  Ley de Servicios en Comunicación Audiovisual, promulgada el 10 de octubre de 2009, se dejaron sentadas las reglas para regir el funcionamiento y la distribución de licencias de los medios radiales y televisivos en la Argentina. Según sus impulsores, su propósito fue desconcentrar el mercado de la radiodifusión y facilitar la entrada de nuevos inversores, medios comunitarios y asociaciones sin fines de lucro –entonces imposibilitados de hacerlo–.

Con la asunción del gobierno de Mauricio Macri, marcado por políticas neoliberales, se transformó el contexto comunicacional vigente y a través de  Decretos de Necesidad, derogó parte sustancial de la Ley de Servicios en Comunicación Audiovisual, la Ley Argentina Digital, disolvió a la Autoridad de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) y creó en su lugar, al Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom). Asimismo, se disolvió el Consejo Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Cofeca) y la Autoridad Federal de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (Aftic).

A la luz de los resultados, el proyecto de la llamada “Nueva Ley de Comunicaciones Convergentes”, bajo la premisa de adecuar el sistema de medios al nuevo contexto tecnológico, arrasó el andamiaje que la LSCA significaba en materia de protección del Derecho a la Comunicación, al modificar aspectos que representaban un claro avance y dejando dudas e inconsistencias en otros.

La televisión que tenemos quizás no sea la que pretendemos, ni la que nos merecemos, pero son consecuencias directa de políticas supeditadas al mercado. Debemos pensar en la televisión como un medio para el cambio, pero un cambio que conlleve una transformación social y cultural para todos los ciudadanos y no solo para los amigos empresarios del poder.

Estas políticas comunicacionales del libre mercado, trajeron como novedad una disputa por el control de los medios dentro del propio sector privado, lo que lleva a la conformación de escenarios que, en el contexto de la convergencia, plantean la necesidad de comprender nuevas prácticas y formas de consumo. Al margen de los protagonistas, el apoyo del Estado a estas iniciativas constituye un proceso de desjerarquización total del sistema de televisión público.

El vaciamiento de la Televisión Digital Abierta y el desfinanciamiento de la empresa  Arsat (Empresa Argentina de Soluciones Satelitales; junto con la quita de financiamiento publicitario a señales de prueba, y la cancelación de la construcción del satélite Arsat3, dan por tierra el programa destinado a democratizar el acceso a la comunicación de cara al apagón analógico previsto, en principio, para 2019.

Sumado a ello, despidos  masivos en los medios tanto públicos y privados, baja calidad en los contenidos, señales educativas que dejan de producir contenidos y son quitados de la programación.

Por todo ello, hoy el Día Mundial de la Televisión, puede ser un día en el que los ciudadanos, exijamos y defendamos el derecho a la información y  el derecho al acceso de todos los medios de comunicación. Hoy puede ser el día, que como ciudadanos/ telespectadores rechacemos todas aquellas políticas de Estado que consoliden mecanismos perversos, como la alta concentración de la propiedad privada de los medios, la escasa pluralidad de voces, los discursos hegemónicos, y la ausencia total de derechos de la ciudadanía.

Hoy puede ser el día  para exigir, reclamar y  defender una Argentina socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana.

*Co-Directora del Centro de Investigación y Desarrollo en Comunicación, Industrias Culturales y Televisión (Ceid.tv)

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