DERECHOS HUMANOS

Por Carlos Ciappina*

El 22 de noviembre de 1949, el presidente de la República, Juan Domingo Perón, sancionaba el Decreto 29337/49 que establecía la gratuidad de la Enseñanza Universitaria en todo el territorio de la Nación Argentina.

Dejemos hablar al propio Decreto:

 “Que el engrandecimiento y auténtico progreso de un pueblo estriba en gran parte en el grado de cultura que alcanza cada uno de los miembros que lo componen.”.
– “Que por ello debe ser primordial preocupación del Estado disponer de todos los medios a su alcance para cimentar las bases del saber, fomentando las ciencias, las artes y la técnica en todas sus manifestaciones.”
– “Que atendiendo al espíritu y a la letra de la nueva Constitución es función social del Estado amparar la enseñanza universitaria a fin de que los jóvenes capaces y meritorios encaucen sus actividades siguiendo los impulsos de sus naturales aptitudes, en su propio beneficio y en el de la Nación misma”.
– “Que como medida de buen Gobierno, el Estado debe prestar todo su apoyo a los jóvenes estudiantes que aspiren a contribuir al bienestar y prosperidad de la Nación, suprimiendo todo obstáculo que les impida o trabe el cumplimiento de tan notable como legítima vocación”.

La fundamentación del decreto de gratuidad no deja lugar a dudas: la enseñanza universitaria dejaba de ser un privilegio de pocos para transformarse en un nuevo derecho social, como los demás derechos (niñez, ancianidad, trabajo) que la nueva Constitución Nacional de 1949 había consolidado.

De este modo, se daba un paso más en el sentido de la Reforma Universitaria del año 1918. Pero, aquella reforma, con todo lo relevante que fue en materia de co-gobierno, democratización académica y programática y perspectiva latinoamericanista, había dejado en pié el principal obstáculo para que las clases populares accedieran verdaderamente a la Universidad: el arancel universitario.

Ese obstáculo fue removido con el Decreto 29337/49 y, a partir de ese momento el ingreso a las universidades públicas se volvió masivo. Los hijos/as de trabajadores/as y obreros pudieron elegir por primera vez la posibilidad de cursar estudios universitarios.

Se constituyó así un Sistema Universitario Público, gratuito y masivo que es distintivo de nuestro país en el mundo.

Hoy, en épocas de re-mercantilización de los derechos, recordar esta fecha renueva nuestro compromiso con una Universidad pública, popular, masiva, democrática sin aranceles y sin condicionamientos. Una Universidad que permita aportar a la construcción de una Nación inclusiva, científica y tecnológicamente soberana, donde los saberes sean un derecho ciudadano y no un privilegio para pocos. 

*Profesor y Director de la Licenciatura en Comunicación Social de la FPyCS – UNLP

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