PRENSA

Por Alberto Mendoza Padilla*

Un día como hoy, pero de hace ya 35 años, acontecía en nuestra patria un hecho que comenzaba a echar luz sobre uno de los períodos más oscuros, siniestros y dolorosos de nuestra historia, la entrega del informe elaborado durante nueve meses por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) al presidente Raúl Alfonsín. El 20 de septiembre de 1984, la Comisión, conformada por «notables» y presidida por el escritor Ernesto Sábato, entregaba sus conclusiones en un informe que demostraba, por primera vez, el carácter sistemático y masivo de lo que fue la represión de la dictadura, que de facto, usurpó por la fuerza el Estado durante 7 años, desde marzo de 1976 hasta diciembre de 1983.

A quince días de asumir la presidencia de la República, el 10 de diciembre de 1983, Alfonsín crea la Conadep con el objetivo de investigar las violaciones de los Derechos Humanos que se sucedían de manera reiterada y planificada durante el período que se denominó «Proceso de Reorganización Nacional». El informe presentaba las pruebas en más de 7 mil archivos en 50 mil páginas, una lista parcial de 8.960 desaparecidxs, la verificación de 340 centros clandestinos de detención, que sirvieron de insumo no solo para el «Juicio a las Juntas» en 1985 sino también para los que comenzaron a realizarse a partir de 2006.

El informe final «Nunca Más» es una suerte de texto icónico sobre las primeras lecturas de la dictadura, que se materializó en el libro que lleva como título esa consigna y, que también, usó en el cierre del alegato el fiscal Strassera en el juicio a las Juntas. El prólogo de esa primera edición afirma que «las fuerzas armadas respondieron con un terrorismo infinitamente peor que el combatido», construyendo de esta manera lo que se denominó la teoría «De los dos demonios», cuya narrativa representa a «dos grupos violentos, de derecha y de izquierda, y una sociedad tercera, ajena e intachable ente el terror», (CELS 2007) o como un «justificatorio de un juego de violencias cruzadas». («Página 12″Junio 2016) .

En 2006, al conmemorarse 30 años del golpe cívico, militar y eclesiástico, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, imprimió una nueva edición del «Nunca Más» con un nuevo prólogo que da cuenta de otra lectura de lo que se perpetró bajo la «Doctrina de la Seguridad Nacional», expresando que: «Es preciso dejar claramente establecido que es inaceptable pretender justificar el terrorismo de Estado como una suerte de violencias contrapuestas, como si fuera posible buscar una simetría justificatoria en la acción de particulares frente al apartamiento de los fines propios de la Nación y del Estado que son irrenunciables».

A 35 años de la presentación del informe «Nunca Más» seguimos disputando sentidos en torno a representar lo que fue el terrorismo de Estado en nuestro país y las terribles consecuencias que nos dejó como heridas que aún no cerraron. Por eso en esta batalla cultural permanente es que nos oponemos, en el ejercicio colectivo de la memoria, a la pedagogía del terror que planificó y implementó la dictadura y que hoy vemos en el gobierno de Cambiemos con su discurso negacionista de lo que fue el genocidio. Además de perpetrar también con este modelo económico neoliberal lo que Rodolfo Walsh definió en su Carta Abierta a la Junta Militar como la «miseria planificada».

Irrenunciable es nuestro compromiso con lxs 30.000 compañerxs desaparecidxs en la disputa permanente de rescatarlxs y recordarlxs como militantes políticos que dieron sus vidas por una Patria libre, justa y soberana. Porque no olvidamos, no perdonamos ni nos reconciliamos es que construimos todos los días las condiciones para volver con un gobierno nacional, popular, democrático y feminista que garantice una política de Estado de Memoria, Verdad y Justicia. Juicio y castigo a los responsables de los delitos de lesa humanidad. Cárcel común y efectiva para todos los genocidas.

*Prosecretario de Derechos Humanos y docente de la FPyCS, UNLP

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