SIMON BOLIVAR

PRENSA

Por Sebastián Salgado*

Considerado uno de los héroes independentistas suramericanos más prominentes y creador de un pensamiento político que ha atravesado casi dos siglos y que ha sido (re)interpretado por varias generaciones de líderes, Simón Bolívar se erige como una figura central en el ideario político latinoamericano.

Nació el 24 de julio de 1789, en el seno de familias aristocráticas caraqueñas (1) con linaje español, propietarios de extensiones de tierra, pero situados en una posición social menos privilegiada que la de altos funcionarios y blancos españoles.

En su formación académica, dentro y fuera de lo que se conoce como Venezuela (2), participaron pensadores de renombre como Simón Rodríguez y Andrés Bello, quienes lo influenciaron con ideas del saber universal en una época signada por la Revolución Francesa.

Tras la muerte de quien fuera su única esposa (3), Bolívar profundiza su educación en Europa nutriéndose de diversas experiencias mientras Napoleón Bonaparte alcanzaba su cenit, lo que, sumado al ambiente de agitación social que encontraría al volver a Caracas, consolida su determinación de luchar por la independencia de la corona española.

Logra obtener apoyo británico en coordinación con Francisco de Miranda, de quien se dice fue su mentor en la masonería. Tras la declaración de Independencia de Venezuela, en 1810, inicia una larga y sangrienta lucha entre emancipadores y fuerzas leales a la Corona, con victorias y reveses -y exilios- para Bolívar.

Para El Libertador, título que adquiere en 1813 tras una exitosa campaña desde occidente hasta Caracas, la independencia debía ser un objetivo continental que implicaba derrotar a los españoles en la región para aplacar sus acciones de reconquista. Influenciado por Miranda, avanza en el proyecto geopolítico de la Gran Colombia como república amplia y fuerte, que sería conformada por los territorios de Venezuela, Colombia y Ecuador.

En medio de la necesidad de coordinar esfuerzos, Bolívar se erige como un general supremo y comienza a recibir poderes absolutos. Con menos hombres y con una aguda estrategia, se impone en batallas cruciales que sellaron la independencia de Colombia (1819), Venezuela (1821) y Ecuador (1822), ésta última bajo el liderazgo de Antonio José de Sucre.

En Julio de 1822, sostiene una entrevista crucial en Guayaquil con otro libertador que venía desde el Sur, José de San Martín, con quien discute la suerte de la liberación del Alto Perú, un proceso cuyo corolario terminó siendo comandada por el venezolano. La emancipación de Bolivia y Perú, finalmente, completaron la campaña.

Después de cabalgar como ningún otro enarbolando la bandera de la libertad y la unidad, de convertirse en un influyente orador a través de su prolífica producción epistolar, y de pelear centenares de batallas siempre en condiciones desventajosas, Bolívar murió de tuberculosis en diciembre en 1830, traicionado por caudillos regionales, solo y sin posesiones.

Su leyenda fue incorporada cómo símbolo incuestionable de unidad y poder en el fragor de la construcción del Estado moderno venezolano, convirtiéndose en una imagen de culto militar y civil. Su pensamiento ha sido estudiado y servido como fuente de inspiración para historiadores, políticos y líderes de armas.

Aunque son numerosos los presidentes venezolanos que han utilizado a Bolívar como imagen en los rituales del Estado, con el advenimiento de Hugo Chávez dichas prácticas se profundizan. Su gesta se funde con el discurso sobre una imperiosa necesidad de renovar la lucha independentista, esta vez del yugo de las corporaciones y los poderes subyacentes de la economía mundial.

(1) Padre, Juan Vicente Bolívar y Ponte-Andrade, y madre, María de la Concepción Palacios y Blanco.

(2) En la época se conocía como Capitanía General de Venezuela, administrada por la corona española

(3) María Teresa Rodríguez del Toro y Alayza.

*Periodista

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