DERECHOS HUMANOS

Por Ramón Baibiene*

Hablar de Memoria y del 24 de marzo es siempre de algún modo pensar el tiempo, es revisar las relaciones entre texto y contexto. Este Día de la Memoria, por la Verdad y la Justicia sin dudas estará marcado por este contexto que estamos atravesando y por primera vez no ocuparemos los lugares públicos. No iremos a las plazas, las calles, esos lugares que están indisolublemente unidos a los organismos de derechos humanos, a nuestras luchas y, sobre todo, a nuestras conquistas.

Este 24 nos encontrará en casa. Este quedarnos en casa que nos propone el Gobierno nos está abriendo otra experiencia, de un tiempo ajeno a la forma frenética que impone la economía neoliberal. Quizás podamos encontrar en esta circunstancia la oportunidad de re pensar este presente y aquel Golpe de hace 44 años, las rupturas y las continuidades entre el presente y el pasado. Pondremos símbolos en nuestros muros, pañuelos blancos en las ventanas, estaremos contagiando memoria por las redes, reafirmando todas nuestras consignas. O tan sólo leeremos un libro y rememoraremos a nuestros seres queridos.

Pasaron 44 años del Golpe genocida y este año cumplimos 25 años desde la agrupación H.I.J.X.S. Y la Memoria es eso: un diálogo con el tiempo,  una experiencia relacional.  En la Argentina, en menos de 44 años supimos vencer el proyecto de impunidad y el de olvido. A fuerza de verdad transitamos de los escraches a los juicios, de la desmemoria a los sitios de memoria.

Este 24 de marzo lo estuvimos esperando con ansia durante cuatro años en los que las políticas neoliberales arrebataron a millones los derechos ganados con los gobiernos populares de Néstor y Cristina. Ansiábamos volver a ocupar esos espacios y celebrar la posibilidad, no solo, de retomar las políticas de Memoria, Verdad y Justicia de la mano de un nuevo gobierno popular, sino y sobre todo, de volver a darle al Estado la centralidad en la conducción política de la sociedad.

Si Néstor nos propuso construir un sueño sobre los pilares de Memoria, Verdad y Justicias, hoy se hace imperioso que desde el terreno de los derechos humanos comencemos a trabajar el antagonismo entre un modelo de inclusión social y el modelo neoliberal. Hoy es necesario señalar sus consecuencias y la incapacidad del mercado para dar respuestas a las situaciones que nos toca atravesar. Es preciso señalar que el modelo económico que vino a imponer la Dictadura y que en los últimos cuatro años tuvo su expresión más feroz, priva a al pueblo de los derechos sociales, arroja a millones a marginalidad, rompe los lazos sociales. Ese modelo viola los derechos humanos. Y es desde este terreno que entonces incorporamos otro pilar: Nunca más, al neoliberalismo.

*Integrante de H.I.J.O.S y docente de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.

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