PRENSA

Por Claudia Vásquez Haro y Toni Domínguez*

Días antes de un nuevo aniversario de la muerte de la militante travesti, la Sala I de la Cámara Nacional de Casación Penal confirmó la prisión perpetua para Gabriel David Marino, asesino de Diana Sacayán. Pero esta resolución, además, elimina la categoría de “travesticidio”, por lo que no es considerado un crimen basado en el odio a las identidades travestis y trans. Los argumentos que encontraron los jueces Jorge Luis Rimondi, Patricia Llerena y Gustavo A. Bruzzone son que, para determinar que Diana Sacayán fue asesinada por su identidad de género, se tendría que haber acreditado que el acusado fuera “transfóbico”.

Esta decisión, implica un retroceso enorme para el colectivo travesti y trans, no sólo por la falta de acceso a la Justicia, que es histórica. Sino porque desconoce las trayectorias vitales de nuestro colectivo, al no tener en cuenta nuestros propios marcos epistémicos.

Diana, muerta, siguió haciendo historia con un fallo judicial ejemplar que marcó un antes y un después en la investigación de crímenes de odio. La sentencia en junio de 2018 fue un fallo inédito e histórico. En este juicio fue la primera vez que la Justicia utilizó el término “travesticidio” en los expedientes. Ahora vemos con mucha preocupación, la conclusión a la que llegaron los jueces de la Cámara Nacional de Casación Penal, donde en la resolución del 7 de octubre pasado afirman que “en el hecho, este extremo odio de género, así como cualquier otro tipo de odio debe ser comprobado a partir de actos que revelen la motivación en la persona sometida a proceso, para cometer el homicidio”.

Una vez más, la Justicia da cuenta de su posicionamiento ideológico y político: parece ser más fácil defender travesticidas, que ampliar los marcos normativos para incluir categorías que den cuenta de cómo el patriarcado es una práctica cultural arraigada en el miedo, los castigos, las amenazas, torturas, y en su peor desenlace, la muerte. 

Diana apretada en el corazón

El taller de Travestis, Trans y Transexuales del 30º Encuentro Nacional de las Mujeres estaba repleto. En el aula de la escuela donde se desarrollaba no cabía una travesti más. En realidad, sí, faltaba una. Diana Sacayán había acordado con Lohana Berkins encontrarse en Mar del Plata, directo en el taller, porque tenía otra actividad en Caba, a la que no podía faltar.

Pasó el Encuentro, las compañeras volvieron a sus casas y Diana nunca llegó. El 13 de octubre de 2015, la encuentran asesinada de 13 puñaladas en su departamento del barrio porteño de Flores. El golpe más duro para el movimiento travesti, trans  y feminista de Argentina y Latinoamérica.

Defensora de Derechos Humanos a nivel internacional, impulsora de la Ley de Cupo Laboral Travesti Trans en Argentina, sudaca, originaria, matancera. Diana tenía un megáfono en la garganta, donde llegaba su voz retumbaba con la fuerza de los tambores. Imposible de olvidar, con la furia de los/as/es que luchan contra las desigualdades porque desde sus entrañas nace el dolor que se convierte en fuego.

En 2016, después de la muerte de Lohana Berkins y con un legado muy claro que la traviarca nos había dejado, se conformó la Marcha Plurinacional “Basta de Travesticidios”. El espacio de unión y fuerza del colectivo travesti y trans, de donde salieron los reclamos más desesperados y básicos para la humanidad: Dejen de matarnos. 

Pero las muertes de cuatro compañeras travestis y trans migrantes privadas de su libertad en el Penal de Florencio Varela, entre febrero y octubre de 2016, seguían dando cuenta de que el Estado y sus prácticas a través de sus organismos, eran el brazo ejecutor de la violencia institucional para la Diversidad Sexual. 

Sin embargo, a pesar de este revés judicial, en un contexto de pandemia por el Covid-19- que desnudo el grado de exclusión y vulnerabilidad de los sectores más postergados de la sociedad civil, donde el colectivo travesti y trans es uno de los más afectados- ayer obtuvimos dictamen favorable de la Comisión de Mujeres, Género y Diversidad y la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados/as/es de La Nación, por el proyecto de Leynacional de cupo e inclusión laboral travesti y trans.

Mientras la justicia desestima reconocer la figura del travesticidio, nuestra ley lleva tu nombre y el de Lohana, en reconocimiento a su lucha, nuestra lucha. Nosotros/as/es, vamos a seguir militando, para transformar esta (In)justicia que es profundamente patriarcal, heteronormativa, xenófoba y racista. 

¡Diana Sacayán presente! ¡Furia Travesti!

*Dirección de Diversidad Sexual de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP

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