PRENSA

Por Jhonan Barrera*

Con la vuelta a la democracia en 1983, después de la dictadura feroz encabezada por Jorge Rafael Videla, se respiraban nuevos aires en la Argentina. La esperanza de no volver a vivir aquellos tiempos oscuros de la historia hacía eco en los ciudadanos y ciudadanas a lo largo y ancho de nuestra patria. Sin embargo las personas LGBTIQ+, quienes habían votado y confiado en el radicalismo, tuvieron muy poco tiempo para celebrar. El odio, persecución y represión de los aparatos estatales que sufrieron durante la dictadura continuaron e incluso se profundizaron durante la nueva etapa democrática.

Es así que el 16 de abril de 1984, en el sotano de la discoteca Contramano, un grupo de activistas reunidos/as/es en asamblea conformaron la “Comunidad Homosexual Argentina (CHA)”. Teniendo como antecesoras a “Nuestro mundo” y al “Frente de Liberación Homosexual”, la CHA nació como una organización que venía a hacerle frente a las injusticias, luchar por los derechos del colectivo y a disputar simbólicamente todos los ámbitos públicos y privados. Su primer presidente fue Carlos Jáuregui, activista histórico del movimiento LGBTIQ+, y sobretodo un gran compañero y amigo para todos/as/es que iniciaron su militancia en la Comunidad Homosexual Argentina.

Bajo la coordinación de Jáuregui y con el lema “Derechos Humanos. Respeto y Solidaridad mutuos. No violencia. Legalidad.”, la CHA articuló su lucha de manera transversal y supo generar alianzas con distintas organizaciones nacionales e internacionales. Iniciaron sus acciones como organización protestando contra los edictos policiales que habilitaban las violentas razzias en los espacios de la comunidad LGBTIQ+, marcharon junto a las madres de Plaza de Mayo, realizaron la primera campaña de visibilización y prevención contra el sida (STOP SIDA en 1987) y fue la primera organización LGBTIQ+ en Argentina en obtener la personería jurídica  en 1992.

Además de lo mencionado, ya en los 90, la CHA militaba la Unión Civil y fue de las principales impulsoras de la Primera Marcha del Orgullo en nuestro país (1992). Una de sus más grandes labores fue la de sistematizar y acompañar las denuncias de personas LGBTIQ+ víctimas de violencia policial, trabajo que continúan hasta la actualidad, manteniendo su impronta de defender los derechos humanos del colectivo de la diversidad sexual.

El presente escrito es un sincero homenaje y agradecimiento a Carlos Jáuregui (1957-1996), a César Cigliutti (1957-2020) y a todos/as/es los/as/es integrantes de la Comunidad Homosexual Argentina, por su incansable militancia y por abrirnos el camino a las nuevas generaciones. Mantener el legado de Carlos, César y de la CHA nos invita a seguir luchando y militando por una Argentina (y un mundo) donde ser puto, torta, bi o trava no sea una sentencia de muerte.

*Integrante del Centro de Masculinidades, Comunicación y Género de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social – UNLP. Militante por los derechos humanos de las personas LGBTIQ+.

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