Por Andrés López (*)

“Al periodista deportivo le cabe la obligación de pensar… para enseñar, para educar”, decía décadas atrás Dante Panzeri, un imprescindible que el sábado hubiera cumplido 101 años. “Su misión en la sociedad es sociológica y pedagógica, no escenográfica”, agregaba en un fragmento que recupera Sebastián Kohan Esquenazi y que forma parte de un reciente libro publicado por Fútbol Contado Ediciones.

Panzeri falleció en 1978 y fue parte de una generación de periodistas que se inventó a sí misma en el hacer. Nunca pasó por una Universidad, pero fue pionero en entender que el deporte era un fenómeno sociológico, económico, político y cultural. Y luchaba para que el periodismo deportivo, una profesión a la que jerarquizó como muy pocos, lo entendiera de esa manera.

Con esas mismas premisas y desde 2009, en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP se brinda la chance de estudiar Periodismo Deportivo en forma libre y gratuita. Fue por iniciativa de la Agrupación Rodolfo Walsh y tras años de lucha, ya que muchas voces se alzaban para argumentar que el periodismo deportivo era una disciplina menor, que no valía la pena que se enseñara en la Universidad.

Lejos de eso, la Tecnicatura Superior Universitaria en Periodismo Deportivo está cumpliendo 13 años de vida, cada año recibe a cientos de ingresantes y sigue creciendo. Tuvo que construir su perfil y su horizonte, y lo hizo siguiendo algunas de esas banderas que levantaba Panzeri, que son también las banderas de la universidad pública. Porque es una carrera que apunta a la formación de profesionales, pero también a la investigación, para generar conocimiento. Y también a la extensión, para que ese conocimiento llegue a la comunidad.

En este tiempo, docentes, estudiantes, nodocentes y profesionales que se formaron en la Tecnicatura vienen transitando el camino de pensar un periodismo deportivo distinto, diferente, superador. Un periodismo deportivo que no sea racista ni clasista, que no sea machista ni violento. Un periodismo deportivo que no sea la reproducción de lo que ya existe en los medios de comunicación, sino que se permita soñar con otro modelo.

Por eso, en las aulas y fuera de ellas, cuando se habla de periodismo deportivo se habla de gente inquieta, que produce y que está en permanente movimiento. En los últimos años hubo investigaciones, proyectos de extensión, programas de radio y TV, libros y revistas, coberturas de eventos y mucho más. Y todo con el sello de la alegría y de la pasión, que es una marca registrada de quienes se suman a esta carrera.

Hace dos semanas, sin ir más lejos, estaba empezando la décima edición del Congreso de Periodismo Deportivo, que después de dos años volvió a organizarse de manera presencial y por momentos superó las expectativas: no alcanzaban las aulas para contener a quienes querían sumarse a las diferentes actividades.

Pasaron decenas de nombres y el cierre estuvo a cargo de Ernesto Cherquis Bialo que, como Panzeri, también fue director de El Gráfico. Por pocos meses no llegaron a trabajar juntos allí, pero hay una esencia que se mantiene y también una vocación pedagógica. “Los muchos años en la profesión nos exigen contarle a los jóvenes de qué se trata”, dijo apenas puso un pie en La Plata. Y se acordó de sus propios maestros, aquellos que dejaron un legado que hoy vale la pena recorrer.

Todo eso y mucho más valía la pena recuperar en este 7 de noviembre, en que se celebra el Día del Periodista Deportivo (y de la Periodista Deportiva, porque por suerte cada vez hay más mujeres y lo hacen mejor). Como siempre, es una fecha que obliga a la memoria, a mirar atrás, al debate. Y a redoblar los esfuerzos para seguir construyendo un periodismo deportivo mejor, ese periodismo deportivo que soñamos.

(*) Director de la Tecnicatura Superior Universitaria en Periodismo Deportivo