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*Por Paula Morabes

El 11 de septiembre las/es/os docentes de la Universidad Nacional de La Plata conmemoramos nuestro día según la disposición Nº528/11 de la UNLP, en reconocimiento a la firma del Convenio Colectivo de Trabajo con el que reafirmamos nuestro carácter de trabajadores de la educación pública universitaria.

Es un día para reconocer nuestro trabajo en la diversidad de tareas que cotidianamente realizamos en la formación de profesionales universitarios, en los cursos de grado y posgrado, en la producción de conocimiento científico y tecnológico, en la transferencia y la extensión universitarias, espacios pilares de nuestra tradición en las Universidades Públicas Argentinas.

Pero además y fundamentalmente es la posibilidad de profundizar una vez más en nuestro compromiso con una sociedad más justa, más democrática, menos desigual, y una universidad que sea cada vez más parte del pueblo que la sostiene.

Lejos ya de los perfiles elitistas de los antiguos catedráticos, estos 40 años de Democracia nos han mostrado una vez más, que las universidades nacionales y sus trabajadores debemos asumir nuestro lugar irrenunciable en la defensa del derecho humano a la educación y el derecho de los pueblos a la formación universitaria. Universidades públicas, gratuitas, inclusivas y de calidad.

Las/es/os docentes universitarios vimos durante la crisis del 2000/ 2001, los rostros de nuestras/es/os estudiantes desesperados porque sus familias ya no podían sostenerlos para continuar sus estudios, ante el desfinanciamiento y los intentos de arancelamiento pusimos el cuerpo junto a ellas/es/os en ese entonces y volveremos a hacerlo ahora si se imponen las eternas falacias de los mismos que ahora una vez más pretenden darnos vino nuevo en odres viejos.

En tiempos en que el mundo todo reconoce la centralidad del conocimiento en el desarrollo de los pueblos y sus naciones, claramente no es un asunto de reivindicación sectorial. Creemos que sostener la producción de conocimiento nacional y la formación de profesionales situados en nuestros contextos locales y regionales es una cuestión de estricta soberanía.

En este sentido debemos sumar nuestras voces y apoyar las acciones que el conjunto de los actores de la Universidad se está dando para defender los ataques a la educación y al sistema científico y tecnológico, en la convicción que el derecho humano a la educación superior y la soberanía del conocimiento no son “bienes” que deban abandonarse a las lógicas mercantiles y financieras.

*Profesora Titular Investigación en Comunicación y Educación. Profesorado en Comunicación Social. Directora del Centro de Investigación en Comunicación, Educación y Discurso. COMEDI. FP y CS- UNLP

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