por Santiago Pescio, Prosecretario Académico FPyCS
No resulta novedoso que las conferencias de prensa a cargo de Manuel Adorni, Vocero Presidencial del Gobierno de la Nación Argentina, resulten avergonzantes para el pueblo argentino. Sin embargo, pareciera que se esfuerza por superarse a diario y hoy, en el Día Internacional del Zurdo, no fue la excepción. El Vocero de Javier Milei decidió saludar a diversos zurdos destacados en la historia del deporte nacional. Entre las figuras mencionadas, destacó a Lionel Messi, Ángel Di Maria, Emanuel Ginobili y Guillermo Vilas, pero un notorio «olvido» captó la atención de los presentes: la ausencia de Diego Armando Maradona en la lista. Ante la intervención de un periodista que le recordó esta omisión, Adorni, con su habitual tono de superioridad, respondió con un seco y desconcertante «¿Quién?».
Tampoco resulta novedoso que Manuel Adorni, representante de un gobierno que ha demostrado a diario su desprecio por lo popular, desconozca a Diego Maradona, el ídolo máximo de un pueblo que lucha por mantenerse de pie. Este desprecio no es nuevo ni aislado; es el reflejo de un gobierno que ha implementado una serie de medidas que atentan directamente contra el bienestar del pueblo: miles de trabajadores despedidos, aumentos desmedidos en las tarifas del transporte público, quita de subsidios a los servicios esenciales y el desfinanciamiento de nuestras universidades públicas son algunos ejemplos de una tristemente extensa lista. Este gobierno no solo busca saquear nuestros bolsillos, sino también arrebatar nuestros símbolos, nuestros ídolos, aquello que nos une como nación.
Sin embargo, me permito decir que la historia de nuestro país no se puede borrar con la mano “derecha”. Diego Armando Maradona es una figura icónica de la cultura argentina y mundial, cuyo legado trasciende el deporte. Su personalidad no solo brilló en la cancha y el potrero, sino que también se destacó por su coraje al expresar sus opiniones políticas y sociales. Nunca tuvo reparos en posicionarse a favor del pueblo y en contra de los grupos más poderosos del país, incluso cuando esto le generaba grandes costos personales y profesionales.
En Maradona encontramos un faro de resistencia y lucha por la justicia social, convirtiéndolo en un referente que va más allá del deporte. El Diego, nuestro Diego, encarna las características más distintivas del pueblo: la pasión, la lucha ante la adversidad, el talento, el amor por el fútbol, y principalmente, por la República Argentina. Su figura es un recordatorio constante de lo que significa ser argentino y de la capacidad de nuestro país para producir talentos que dejan una marca imborrable en el mundo.
Por eso, Señor Adorni, por más que lo intenten y lo sigan intentando, su legado es imposible de borrar: Maradona es, y siempre será, sinónimo de la argentinidad, y el más zurdo de los nuestros.