ACADÉMICA

El nuevo mapa Bicontinental argentino que por ley 26651 nos permite tener una lectura visual muy diferente al viejo mapa de la República Argentina, de una nueva calidad estética por cierto muy agradable, resignifica una simbología que además nos invita a pensar sobre aquel o aquellos años  mapas que aun predomina en uso del sistema  educativo nacional como la referencia mensurable del modelo cultural- geográfico de principios del siglo XIX que impuso en el sentido común de los argentinos una larga línea de tiempo con profunda carencias analíticas del Territorio . Ese mapa tradicional que posee desde sus raíces una visión colonial y, ciertamente, disminuido en correspondencia con su verdadera magnitud confronta con este nuevo mapa que pone como primer gran elemento visual la integridad del territorial.

Los mapas son cartografías reveladoras que no solo representan espacios, visualizan dimensiones, demarcan límites, sino que además  pueden compararse y contradecirse  con aquellos otros intencionalmente producidos  para encorsetarnos como un país dependiente de un eje dominante y hegemónico de poder que nos remiten a una territorialidad condicionada y colonial.

Poder observar una Argentina Bicontinental en sus dimensiones y límites, rompe con esa construcción al menos en lo cartográfico de nuestra tradicional interpretación de la Argentina,   que nos interpela a pensar en una nueva dimensión  geografía del  territorio. Redefinir sus límites, la plataforma continental y su centralidad hacen a la comprensión de una geografía en estado móvil, dinámica que se va nutriendo de nuevas y mayores precisiones que aportan los diferentes saberes que aborda la ciencia. Aquellas referencias territoriales e históricas  hoy carecerían de sentido en un mundo donde emergen nuevas interpretaciones del espacio y el territorio.

Las incumbencias de nuevas interpretaciones  geopolíticas, ponen en crisis interpretativa aquellas miradas que solo remiten al territorio a la exclusiva  condición reconocida como la continentalidad.  La bicontinentalidad  lo que propone es sacar del ostracismo pos al sector antártico Argentino de un triangulo desproporcionado  que estaba acotados en márgenes derecho de los mapas y fuera de su verdadera escala.

Diferentes expedicionarios, investigadores de múltiples ciencias, geólogos, naturalistas, geógrafos y geopolitologos,  etc. generaron y promovieron  una innovadora mirada cartográfica que viene evolucionando desde la mitad del siglo XX y que se acrecentó con  recuperación democrática  de manera más enfática,  que con la promulgación de la ley en noviembre de 2010 logro un nuevo impulso junto a la promoción del Proyecto Pampa Azul.

La  perspectiva de entender  las ideas de cómo se debería definir el territorio, de pensarlo  e intentar   comprenderlo  en al menos  tres grandes dimensiones que componen una geografía real del Estado Nación.  Estas tres dimensiones a las que nos referimos son las que diferentes autores abordan  y desechando como idea  única   la dimisión continental, sino que se incluya   además  una dimensión marítima y también espacial.

Estas tres dimensiones están intrínsecamente vinculadas entre sí. El desafío de pensar en una dimensión diferente nos genera buscar una  manera de interpretar los movimientos geopolíticos en sus dinámicas e implicancias en la relación con la geografía humana.

Se trata de cambiar aquellas lógicas antiguas y estructuradas de análisis político con relación al espacio que rompe un status quo ciertamente anquilosado en la formas de pensarse de ahí su intrincada complejidad, donde la magnitud implica necesariamente de su conocimiento. Del permanente  estudio y la elaboración de nuevas interpretaciones y comprensiones  multidimensionales que pongan en relieve la potencialidad de los espacios, los recursos naturales y el valor de sus oportunidades, tanto estratégicos como económicos.

Estos conocimientos en un mundo global de disputa que tiende a la multipolaridad, y aglomerados en tensiones geoeconómicas y geoestratégicas afectan las relaciones inter estado que se hacen imprescindible para la toma de decisiones que puedan afectan las soberanías nacionales.

Comprender las dimensiones del territorio nos induce profundizar los debates de todos los saberes concurrentes para definir los destinos posible de una Nación en el mediano y largo plazo a su perspectiva, desarrollo  y eventual futuro, donde se evidencian continuos cambios de amplio espectro fundamentalmente ambientales.

La Bicontinentalidad  nos ha generado una cartografía que da una referencia y nos ubica entre los 6 u 8  países de mayor dimensión planetaria, hecho que en si mismo implica tener una más clara y acabada comprensión sobre la importancia de la  plataforma continental, de las características morfológicas de la misma, de todos aquellos recursos naturales renovables y lo no renovables que sobre ella subsisten, de los diversos ecosistemas, de sus riegos potenciales y emergentes, como así también  de la vulnerabilidades existente y de las posibles.

Los estudios del geoespacio bicontinental en su sentido holístico incluye taxativamente  al sistema político federal de gobernanza, al rol de las provincias y a  la planificación de las estrategia que debería estudiarse sobre sus bienes naturales que  impactan que con sus propios desarrollos. Inexorablemente deberían ser parte de la armonía que fija la constitución del Estado Nación.

Ahora bien la Argentina Bicontinental  alberga  un territorio de: aproximadamente 10.742.000km cuadrados, compuestos por 2.780.000km cuadrados de territorio continental , 1.462.000km cuadrados de territorio Antártico que se suman a 6.500.000km cuadrados de nuestra plataforma marina, estas dimensiones son las partes que componen necesariamente también una nueva manera de entender la espacialidad territorial.

Sostiene la cancillería Argentina sobre las definiciones del la COPLA:

La demarcación del límite exterior de la plataforma continental da seguridad jurídica a los derechos de soberanía exclusiva y excluyente que tiene la República Argentina sobre su plataforma continental más allá de las 200 millas. Es decir, en aquellas zonas en que la Comisión reconoció que el límite está demarcado de acuerdo a las normas internacionales, ningún Estado de la comunidad internacional puede objetar ni el límite ni los derechos de soberanía argentinos.

A modo de síntesis desde el CECIM y desde nuestra comprensión de la cuestión Malvinas, la Bicontinentalidad nos brinda un soporte analítico para debatir y ejercer la búsqueda de nuevas alternativas sobre aquellos anacrónicos modelos que subordinaron la Soberanía Nacional a los mandatos que impone las nuevas formas del Capitalismo Global.

Por Rodolfo Carrizo, Presidente CECIM

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