PRENSA

Por  Nathalie Iñiguez Rímoli*

El Día Mundial del Ambiente fue establecido por la Asamblea General de Naciones Unidas en su resolución del 15 de diciembre de 1972.​ Se celebra desde 1974 el 5 de junio de cada año, fecha con la que se dio inicio a la Conferencia de Estocolmo en 1972, cuyo tema central fue el Ambiente. La Asamblea General de la ONU también aprobó la creación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).​

El Día Mundial del Ambiente es un vínculo por medio del cual la Organización de Naciones Unidas (ONU) sensibiliza a la población mundial en relación a temas ambientales, intensificando la atención y la acción política. Los objetivos principales son brindar un contexto humano, motivar a las personas para que se conviertan en agentes activos del desarrollo sustentable y equitativo; promover el papel fundamental de las comunidades en el cambio de actitud hacia temas ambientales, y fomentar la cooperación para que el medio ambiente sea sostenible, pues esta garantizará que todas las naciones y personas disfruten de un futuro más próspero y seguro.

En muchos países esta celebración es una oportunidad de firmar o ratificar convenios internacionales y, algunas veces, establece estructuras gubernamentales permanentes relacionadas con el manejo ambiental y la planificación económica.

El Día Mundial del Ambiente es un evento en el que se realizan múltiples actividades: concentraciones en calles, conciertos ecológicos, ensayos y competencias de afiches en escuelas y colegios, plantaciones de árboles, campañas de reciclaje y de limpieza, entre otras. Es, además, un suceso multimedial que lleva a periodistas a escribir y a hacer reportajes críticos acerca del ambiente, así como documentales televisivos, exhibiciones fotográficas, eventos intelectuales como seminarios, mesas redondas, conferencias, solo por nombrar algunos. Pero a partir de la pandemia acaecida en diciembre del 2019 sobre nuestro planeta todo empezó a cambiar. Hoy no podemos salir a las calles a festejar esta fecha y eso debe hacernos reflexionar…

Cada año, el Día Mundial del Ambiente se organiza en torno a un tema y sirve para centrar la atención en una cuestión particular apremiante. El tema de este año, RESTAURACIÓN DE LOS ECO-SISTEMAS, hace un llamamiento a la población de todo el mundo en favor de un planeta sin contaminación, sin emanación o reducción de gases de efecto invernadero (GEI). La celebración de este día pretende hacernos conscientes de que nosotros mismos podemos cambiar hábitos en nuestro día a día para reducir la pesada carga de la contaminación de los plásticos en nuestra naturaleza, en nuestra vida silvestre y sobre nuestra propia salud. Pero también nos invita a reflexionar de manera crítica el modelo de desarrollo industrial y productivo propuesto a partir de la revolución Industrial hasta la actualidad.

Las sociedades construyen la relación con su entorno. Vemos a lo largo del mundo y a lo ancho del tiempo, cómo las sociedades danzan a la par del clima, los recursos disponibles y la implementación de tecnología. Estas subjetividades culturales varían históricamente en tanto se suceden diferentes procesos políticos y económicos.

Con la pretensión de aplicar conceptos universales, modos de gestión que apuntan a la generalidad y objetivación/cosificación del mundo,  la degradación ambiental se tornó urgente, evidente y, casi, inalterable. La crisis ambiental no es una catástrofe ecológica que irrumpe en el desarrollo  de una historia natural objetiva, es una de las consecuencias de no reconocer su complejidad.

Hoy, el nuevo paradigma medioambiental reconoce la heterogeneidad de sistemas que conviven dentro de él, se reconoce a la voluntad política y la implementación de toda innovación posible para cambiar el rumbo que le hicimos tomar a nuestro (único) planeta.

La participación de Argentina en los debates a nivel mundial, la vuelta del Ministerio Nacional de Ambiente, las reflexiones hacia el interior de las Ciencias, la formación de Observatorios y unidades académicas de investigación nos hace florecer la esperanza. Nos devuelve un poco de poder simbólico sobre la catástrofe, planificando propuestas y soluciones, analizando las demandas locales y planteando nuevos escenarios críticos para aportar a nuestra Comunidad.

Y así estamos, dejando atrás métodos de producción tóxicos, buscando la cancelación de métodos extractivistas, visibilizando la necesidad de otros derechos y pidiendo conciencia ciudadana a la par de la responsabilidad política. Y así estamos, danzando como sociedad, procurando no romper más nada, antes de que se termine la canción.

Desde nuestro espacio hoy queremos recordar algunos documentos que nos acercan aún más que un día recordatorio, a la gravedad de la situación por la que transcurre nuestro planeta. La crisis de civilización que nos azota y lleva al abismo. Ellos son:

  • MANIFIESTO POR LA VIDA
  • ENCICLICA PAPAL LAUDATO SI

Argentina se encuentra en estos momentos enfrentada a numerosos problemas, además de la pandemia del COVID 19. Ellos tienen características económicas, sociales y ambientales producto de la propia crisis civilizatoria mundial,  que no es más que el reflejo de los problemas del planeta entero. Sojización, inundaciones, pobreza, contaminación de los ríos por la megaminería, litio, desforestación, incendios, desigualdad, hambre y desocupación, entre otros. Y estamos lejos de implementar políticas ambientales profundas que se encaminen a mitigar o resolver tanta destrucción. La voluntad y el camino están planteados desde los organismos del Estado, pero requieren de nuestro compromiso y participación ciudadana desde la reflexión y la acción. Sólo nos resta iniciar el camino con la voluntad del cambio y la transformación como banderas.

*Profesora de esta casa de estudios.

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