PRENSA

Por Francisco Niggli

Los militares argentinos, en sus golpes de Estado, quebrando el orden institucional, solían, desde 1955, darles nombres atrevidos, imprudentes y despojados de vergüenza. Cuando corría el mes de junio de 1966, y el primer mandatario era Arturio Illia, quien había ganado las elecciones de 1963 en una contienda electoral, donde el partido peronista estaba proscripto, una nueva intervención militar, autoproclamada «Revolución Argentina» hizo sucumbir a otro gobierno elegido a través de las urnas.

Tres de los principales ejecutores del golpe a Illia fueron: el Comandante del Primer Cuerpo del Ejército, General de División Julio Rodolfo Alsogaray, hermano del político y economista Álvaro Alsogaray; el Teniente General Pascual Ángel Pistarini, Comandante en Jefe del Ejército Argentino y el General Juan Carlos Onganía, a quien la Junta de Comandantes le cede la presidencia de la Nación.

Para la nueva dictadura, “la revolución” que pretendían implementar no tendría plazos, esto implicaba que las urnas estarían guardadas por el tiempo que los militares determinaran.

El gobierno defacto de Onganía consideró a las universidades un centro de subversión y comunismo. El 29 de julio de 1966, el gobierno militar sancionó la Ley 16.912 e intervino las universidades. Más de 700 docentes renunciaron o fueron expulsados de las casas de altos estudios, 400 personas fueron detenidas, la violencia oficial alcanzó a laboratorios, bibliotecas y despachos universitarios. Otros 300 docentes se fueron del país.

Además, disolvió partidos políticos, intervino y reprimió a los sindicatos y cerró el Congreso de la Nación. También aumentó la edad para jubilarse, modificó la ley de indemnizaciones por despidos, congeló los salarios, devaluó la moneda e inmovilizó la Comisión del Salario Mínimo, Vital y Móvil. Así fueron los antecedentes que movilizaron una de las protestas más recordadas por los estudiantes y los trabajadores: El Cordobazo.

1968 fue el año del Mayo francés, el asesinato de Martin Luther King y la primavera de Praga. También fue el preludio del fin de Onganía. A fines de ese año, el comedor estudiantil de Corrientes fue privatizado y cedido al terrateniente Guillermo Solaris Ballesteros, quien aumentó el ticket en un 600 %. Esta medida perjudicó a más de 5.000 estudiantes.

A comienzo del ciclo lectivo, en 1969, los estudiantes con los obreros comienzan a organizarse para protestar. El 15 de mayo de ese año, la manifestación es reprimida por la policía y es asesinado el estudiante de medicina, Juan José Cabral. Dos días después sucede un hecho similar en Rosario, ahí es baleado, Adolfo Bello, un estudiante de 22 años.

El Rosariazo estaba en marcha. Sucesivas manifestaciones masivas, de obreros y estudiantes chocan contra la policía. Una nueva víctima, Luis Blanco, de 15 años, hace estallar la ciudad que es declarada en zona de emergencia y el Tercer Cuerpo del Ejército tiene la misión de instaurar el orden.

En el día del ejército, 29 de mayo, Córdoba amanece con un paro general y una inmensa movilización. Las diferentes columnas marchan hacia el centro de la ciudad y a medida avanzan, la policía trata de detenerlos. Los choques culminan con la policía en retirada, pero baleando a los manifestantes. Así cae muerto el obrero mecánico Máximo Mena de 27 años.

Con la policía desbordada, la Cuarta Brigada de Infantería Aerotransportada y efectivos de otras compañías, la Aeronáutica y la Gendarmería entran en acción. Luego de tomar el centro de la ciudad, los enfrentamientos, desiguales en reparto de fuerzas, prosigue en los barrios.

Aunque la rebelión es sofocada, con varios detenidos y juzgados por un Consejo de Guerra que condenó a 8 años de prisión a los dirigentes sindicales Agustín Tosco, Elpidio Torres, Atilio López y otros dirigentes, el poder militar cruje en Buenos Aires. Justo, un año después, el 29 de mayo de 1970, Montoneros secuestra al dictador Pedro Eugenio Aramburu, y lo sentencia a muerte. Onganía fue reemplazado por Lanusse.

*Profesor de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP

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