Bandera Argentina

PRENSA

Por Felipe Alonso*

Joaquín V. González, padre de nuestra Universidad de La Plata es, entre muchísimas otras cosas, el creador de esa oración que repetimos todos y cada uno de nosotros por muchos años desde el Primario.

Bandera de la Patria, celeste y blanca, símbolo de la unión y la fuerza con que nuestros padres nos dieron independencia y libertad; guía de la victoria en la guerra y del trabajo y la cultura en la paz.

Es repetido por un coro de chicos y chicas que mecánicamente la recitan en los patios de las escuelas, mientras la bandera trepa el mástil accionada por un puñado de elegidos. Pocas veces en las escuelas la necesidad de aprender  estas canciones patrias vienen acompañada de la reflexión acerca de que dice y porqué lo dice.

Alcanza con que el estudiante la sepa completa y no caiga en el error común de saltearse o mezclar frases o estrofas.

Que flote con honor y gloria al frente de nuestras fortalezas, ejércitos y buques y en todo tiempo y lugar de la tierra donde ellos la condujeren.

Y el nacionalismo se muestra en su cara más tradicional, la bélica, marca de una época y en esta parte entro en contradicción. Le conozco mejores destinos a nuestra bandera que en buques y ejércitos. El pecho de Lionel Messi por ejemplo, en tiempos de Mundial, y ahí en el fútbol criollo la veo si flotar con honor y gloria.

Que a su sombra la Nación Argentina acreciente su grandeza por siglos y siglos y sea para todos los hombres mensajera de libertad, signo de civilización y garantía de justicia.

A lo mejor si en vez de la repetición mecánica de la oración, como se aprende Pitágoras o donde se agrupan los metales alcalinos en la tabla periódica, se la cambia por la reflexión acerca de cuáles son  los caminos para la grandeza Argentina por siglos y siglos, y quienes los eternos enemigos, traidores y vende patrias, hoy no tendríamos los problemas ni los Gobiernos que tenemos. 

Son tantas las veces que repetimos esta oración que soy perfectamente consciente de que casi nadie cayó en la trampa de haber salteado las que son tal vez las más hermosas de sus frases:

Vínculo sagrado e indisoluble entre las generaciones pasadas, presentes y futuras.Juremos defenderla hasta morir antes que verla humillada.

Me pregunto si en el Cardenal Newman enseñaran la oración a la bandera. Si esos chicos de uniformes seguramente más pomposos y costosos que los clásicos guardapolvos blancos aprenden aunque sea mecánicamente estas frases.

No conozco muchos chicos que hayan pasado por ahí, pero a juzgar por los más notables, pienso que no. 

Estoy convencido que nos gobierna gente que no leyó a Belgrano y por eso no le tiembla el pulso para humillar la bandera poniendo al país de nuevo de rodillas frente al FMI. Ni a San Martín, por eso lejos de perseguir el sueño de la Patria Grande cree en que sintió angustia cuando nos independizamos.

De Sarmiento leyó la parte del desprecio a nuestros pueblos originarios y bien pueden contarnos sobre eso en el Sur y ya no puede contarnos Santiago Maldonado. Se saltearon la parte de la importancia de los maestros, por eso no se sientan con ellos en reuniones paritarias.

Por suerte existen otros en ese vínculo sagrado e indisoluble entre generaciones pasadas, presentes y futuras. Los hijos y nietos de las locas de los pañuelos blancos, los padres, madres y hermanos de las locas de pañuelo verde, con el inmenso ejemplo de los 30.000 que juramos defender la patria hasta morir antes que verla humillada.

*Director del Departamento de Graduados de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP

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