PRENSA

Por Héctor Bernardo*

“Unidos o dominados”, ese lema marco a muchas generaciones. Aunque en los últimos años algunos sectores que llegaron al gobierno optaron por una sumisión incondicional a los intereses de los grandes conglomerados internacionales, la mayoría de nuestra sociedad, en Argentina y en toda América Latina,  continúa optando por la unidad que permite soberanía política, independencia económica y justicia social. Néstor Kirchner tuvo mucho que ver en eso.

Hoy, 4 de mayo de 2020, se cumplen 10 años de que Néstor Kirchner  asumió como primer secretario  de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y es un buen contexto para recordar la vocación de unidad que lo llevó a ser elegido para ese cargo.

En 2003, Néstor Kirchner se transformó en presidente de los argentinos con solo en 22 por ciento de los votos. “Cuando asumió la presidencia tenía más desocupados (25 por ciento) que votos”, ha recordado en más de una ocasión la ex presidenta y actual vicepresidenta, Cristina Fernández.

Tal vez fue ese bajo nivel de votos, su formación peronista, su clara lectura de la coyuntura, su larga historia de militancia política o todos esos elementos combinados los que lo llevaron a trabajar denodadamente por la consolidar la unidad, la nacional y la regional.

Ese trabajo incesante por la unidad lo llevó a reconstruir los lazos sociales y repolitizar a la sociedad argentina que tras el estallido social de 2001 había hecho carne el discurso de la antipolítica que construían los medios hegemónicos (“que se vayan todos”, “todos los políticos son igual”, “la política es corrupta”, etc.).

La vuelta a política a nivel local también representó la vuelta a la política regional. Con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y el de Brasil, Luiz Inacio “Lula” da Silva, consolidaron el primer paso de esa unidad con el contundente “No al Alca”, en 2005, en Mar del Plata.

Luego se sumaron Tabaré Vázquez, de Uruguay, Evo Morales, de Bolivia, Michelle Bachelet, en Chile, Rafael Correa, en Ecuador, y Fernando Lugo, en Paraguay.

Esa unidad comenzó a consolidarse y se institucionalizó con la creación de la Unión de Naciones Suramericanas, en la que también tuvieron lugar los mandatarios de derecha de la región. No se trababa, como muchos quisieron hacer creer tiempo después, de un club de gobierno de izquierda. Todos los países estaban representados, allí estuvieron, el colombiano Álvaro Uribe Vélez, y el chileno Sebastián Piñera, por ejemplo. En ese momento todos comprendieron que en un mundo de bloques no había lugar para mantenerse aislados.

Esa unidad se plasmó en un nombre: Néstor Carlos Kirchner. El ex mandatario argentino fue elegido como primer secretario general de la UNASUR, para representar los interese de todos. Y así lo hizo.

La UNASUR se transformó en una herramienta fundamental para la integración y la democracia y la paz en toda la región. Solo para señalar algunos hechos clave: la UNASUR puso freno a los intentos de golpe de Estado en Bolivia, contra Evo Morales, y en Ecuador, contra Rafael Correa, y evitó un inminente conflicto armado entre Colombia y Venezuela.

La estatua de Néstor Kirchner fue emplazada en la sede de UNASUR en Ecuador, luego la llegada Lenín Moreno al gobierno de ese país hizo que la sede deba retirarse y la estatua fue quitada. Como siempre los gobiernos neoliberales intentaron borrar la historia con la brutalidad de sus acciones. Pero la historia reside en la memoria de los pueblos y Néstor Kirchner es parte de ella, su nombre es sinónimo de unidad y nada ni nadie podrá cambiarlo.

*Profesor de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP

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