Wiphala, foto ilustrativa por el año nuevo indígena

PRENSA

Por Zulema Enríquez*

El 21 de junio para los  los pueblos originarios ancestralmente se celebra el inicio de un nuevo ciclo de vida. Tiene diferentes denominaciones según las culturas e idiomas que lo adoptaron como parte de un calendario. Así, en quechua se lo conoce como Inti Raymi, en aymara como Wilka Kuti y en mapuche como We tripantü.

El 21 de junio para Occidente es el comienzo del invierno. La ceremonia arranca la noche anterior al comienzo del año, las comunidades se reúnen en un lugar energético ceremonial para compartir la noche más larga, alrededor del fuego, compartiendo comidas, música, narraciones orales, esperando la salida de los primeros rayos de sol (fuente de vida y energía) con las manos levantadas, listos para recargar fuerzas para el  ciclo que comienza. 

Este año será una celebración particular, dado el contexto de pandemia y aislamiento social que se vive por el Covid 19. En distintos lugares las celebraciones solo serán familiares, intimas y hasta de manera virtual a través de charlas sobre las culturas ancestrales.

Pero las renovaciones y el comienzo de ciclo serán inevitablemente asociadas a este contexto, que además cristaliza a las políticas públicas de los Estados respecto de los Pueblos Originarios, sabemos que históricamente es uno de los sectores más vulnerables de la sociedad. En Argentina en los últimos años sufrió no solo la estigmatización y persecución sino el vaciamiento de las instituciones referidas a ellos. Este nuevo ciclo con nuevas autoridades en el gobierno marca un comienzo de cambios, autoridades indígenas en cargos públicos, creación de áreas que contemplen los conflictos de los Pueblos Originarios, como en el Inai (Instituto Nacional de Asuntos Indígenas), Cpai (Consejo Provincial de Asuntos Indígenas de Bs. As.) y el Ministerio de Mujeres, género y diversidad de Nación, son algunos de los lugares donde se empiezan a deconstruir modelos y paradigmas. Es así que se empieza a entender a los indígenas como sujetos políticos activos y sociales y no sólo desde la mirada folclórica y costrumbrista.

La descolonización llega a pasos lentos y pequeños, con recelos y desconfianza, pero llega. La descolonización del saber también hace su camino, desde el propio reconocimiento del Ministerio de Educación de la Nación a los/as/es héroes y heroínas indígenas y afros, cuando antes solo se recordaba a los «héroes patrios» varones e hijos de la corona española.

La Facultad de Periodismo ha sido impulsora de esa ruptura de paradigmas institucionalizados por lo eurocéntrico incorporando saberes indígenas, ya hace seis años, a través de la Cátedra de Idioma Originario con docentes que enseñan distintas lenguas: madungun, guarani, quechua y qoom. Una materia incorporada a la currícula obligatoria de los/as/es estudiantes. 

Cada 21 de junio, en la noche más fría del año renovamos las energías, esperamos la salida del sol, el Inti para que nos recargue, para que nos dé las fuerzas necesarias y la sabiduría para afrontar todo lo que viene, que es transformador porque se trabajó para ello. Después de tanto frío hay esperanzas de nuevos rayos de vida.  Jallalla.

*Docente quechua. Dirección Pueblos Originarios «Emilia Uscamayta Curi»  la FP y CS UNLP.

Pin It on Pinterest