DERECHOS HUMANOS

El 20 de agosto de 2018, a los 95 años falleció María Isabel “Chicha” Chorobik de  Mariani, quien en 1977 junto Alicia “Licha” Zubasnabar De la Cuadra fue una de las cofundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo.

El 24 de noviembre de 1976, durante la Dictadura cívico militar y eclesiástica, la casa en La Plata de su hijo Daniel Mariani, licenciado en Economía, y de su nuera Diana Teruggi, estudiante de Letras fue atacada durante 3 horas por más de cien efectivos del Ejército y la Policía bonaerense. En la vivienda funcionaba una de las casas operativas de Montoneros y se escondía la imprenta clandestina de la revista Evita Montonera. Los jóvenes tenían una hija de tres meses, Clara Anahí. En el ataque, murió su nuera junto a  cuatro militantes y fue secuestrada la beba. Luego el 1 de agosto de 1977, fue asesinado también su hijo.

Hasta hoy en las paredes y techos de la casa se pueden ver los impactos de las balas y la sangre de las personas allí asesinadas. En 1998 la casa se recuperó y se comenzó a abrir al público como sitio de la Memoria, al mismo tiempo que  fue declarada de Interés Municipal, Patrimonio de Cultural de la provincia de Buenos Aires en 2000, declarada de Interés Nacional en 2003, y Monumento Histórico Nacional en 2004.

En febrero  de 1996, “Chicha” fundó y presidió la Asociación Anahí, junto a Elsa Pavón y otros/as/es compañeros/as/es para promover, sostener y defender la plena vigencia de los DD.HH. La Asociación siempre tuvo como objetivos la construcción de la memoria colectiva, el asesoramiento en derechos humanos y la defensa del derecho a la identidad. También se encarga de promover  la búsqueda de justicia por los crímenes cometidos durante la última dictadura, acompaña a las personas que buscan su identidad, preserva las fuentes documentales y los testimonios referidos a los acontecimientos históricos que atravesaron a nuestro país desde los años 60.

Cuando María Isabel se enteró de que su nieta había sobrevivido comenzó a buscarla. Recorrió juzgados, cuarteles y comisarías sin resultados, muchas veces recibió a cambio maltratos  o amenazas. Emilio Graselli, Monseñor de la Iglesia Católica, le confirmó que la  niña estaba viva y que había sido entregada a una familia influyente, pero también que la Iglesia no estaba dispuesta a intervenir para su restitución.

Después de las primeras reuniones, las Abuelas empezaron a visitar orfanatos y cortes juveniles para investigar las adopciones recientes. Con el tiempo llegaron a convertirse en las Abuelas de la Plaza de Mayo, en referencia a la plaza en Buenos Aires en la que se congregaban frente al palacio de gobierno. También trabajaron junto a las Madres de la Plaza, que habían comenzado sus propias protestas agitando pañuelos blancos frente a quienes detentaban el poder.

María Isabel “Chicha”, era profesora de arte, una mujer curiosa que se salía de los moldes y se rebelaba a lo impuesto. Le gustaba mucho aprender, era gentil, amorosa, inteligente y comprometida. Ella estará presente ahora y siempre por  la lucha que inició con un puñado de abuelas, para buscar no solo de Clara Anahí, sino a todos los nietos/as/es apropiados/as/es. Por su lucha fue reconocida y premiada en todo el mundo.

A tres años de su partida, la recordamos como una luchadora irrenunciable por la identidad; la defensa de los derechos humanos y una persona fundamental en el proceso de memoria, verdad y justicia que transita nuestro país. Desde nuestra Facultad le decimos,  querida “Chicha”, no te olvidaremos y en tu nombre seguiremos buscando a Clara Anahí. 

Secretaría de Derechos Humanos de esta casa de estudios.

Pin It on Pinterest