PRENSA

Por Germán Rétola*

Este día vamos a recordar y dar valor a una de las principales políticas públicas que segestaron en la Argentina de las últimas décadas. Se trata de la Asignación Universal por Hijo (AUH), que fue lanzada, un día como hoy, en 2009, mediante el Decreto del P.E.N. 1602/09.Tiene por finalidad otorgar una prestación no contributiva similar a la que reciben los/as/es hijos/as/es de los/as/es trabajadores/as formales “a aquellos niños, niñas y adolescentes, que no tengan otra asignación familiar prevista y pertenezcan a grupos familiares que se encuentren desocupados o se desempeñen en la economía informal”. Todo esto desde una perspectiva de derechos.

Es fruto de pensar un modo de relación cercana entre el Estado y el pueblo, fruto de una matriz de pensamiento que se centra en ampliar derechos, construyendo nuevos y garantizando su acceso.Un antecedente (de la misma matriz, operando en otro tiempo y contexto), podría ser “una idea” que Eva Perón planteaba en su libro “La razón de mi vida” en 1951. Ella decía: “pienso que habría que empezar por señalar para cada mujer que se casa una asignación mensual desde el día de su matrimonio. Un sueldo que pague a las madres de toda la nación y que provenga de los ingresos de todos los que trabajan en el país, incluidas las mujeres (…) y así la mujer ama de casa, señora del hogar, (…) tendría un ingreso propio ajeno a la voluntad del hombre”. Hoy vemos como muchas mujeres pueden organizar la economía familiar desde este ingreso genuino, empoderándola para otros desafíos que el machismo les impone cotidianamente. En este sentido, es de desatacar que las madres pueden cobrar la AUH sin el consentimiento del padre, en este sentido, se suma a la perspectiva de derechos, el enfoque de género.

Si bien no es estrictamente universal en sí misma, se funda en la creación de un derecho universal. Y esto marca una diferencia fundamental: no se accede al beneficio por ser una familia que le falta, no tiene, o no puede. Veníamos acostumbrados/as/es a pensar al sujeto/a/e desde la carencia, configurando subjetividades desde la falta, en este caso, la falta de trabajo formalizado. Sin embargo, desde una perspectiva de derechos, se logró hacer operativo el concepto de universalización y que seamos parte de la misma trama. ¡Se accede porque tenemos derecho!

También es destacable que es una política que no está pensada sola. La AUH está asociada a otros dos derechos fundamentales para hacer realidad el buen desarrollo integral infantil: la educación y la salud. Acá hay un Estado preocupado por promover los derechos, garantizando su pleno ejercicio. Debemos seguir profundizando el acceso a los derechos ya instituidos, porque sabemos que los derechos se ejercen, sino quedan siendo pura parodia discursiva. Estábamos acostumbrados/as/es a políticas fragmentadas y fragmentarias de la vida familiar y social, sin embargo, esta vez, funcionan asociadas en pos de garantizar la relación con los dispositivos de salud (incluyendo vacunación) y de educación. Cabe destacar también los beneficios asociados a mitigar las consecuencias de la Pandemia.

Cuando Cristina anunció el lanzamiento de esta política dijo que: “La asignación básica familiar es, entre los instrumentos salariales, el más distributivo y el más justo”. Lo que sucedía es que, hasta ese día, era un derecho restringido a la población que tenía acceso al trabajo “en blanco”, dejando afuera a la población más vulnerable de la patria.

Hoy podemos decir que hay niños/as/es que nacieron en un país con AUH y que rondan, más o menos, los diez años de edad. En la escala de datos cuantitativos, la AUH, tiene una inversión realmente impresionante, la cual redunda en aspectos insospechados de la vida de la cotidiana, sabiendo que construir y mejorar la salud pública, la educación pública, garantizando el acceso a la alimentación y a derechos, hace posible una patria más justa, digna y soberana.

*Profesor de esta casa de estudios.

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