PRENSA

Por Iván Thisted y Nathalie Iñiguez Rímoli*

Podríamos comenzar estas líneas contando cómo fue establecida esta fecha por la Asamblea General de las Naciones Unidas, allá por 1972, a través de una resolución de fecha 15 de diciembre de ese mismo año. Podría continuar diciendo que se celebra desde 1974 el 5 de Junio, por ser la fecha con la que se dio inicio a la Conferencia de Estocolmo en 1972, cuyo tema central fue el Ambiente y la preocupación por una vida sana y saludable. Pero esta vez creo necesario, a la luz de los acontecimientos actuales vinculados a la profundización de las problemáticas ambientales en su conjunto y al reconocimiento de mayores esquemas de desigualdad social, plantearlo desde otra perspectiva.

Podemos decir que esta fecha es una fecha que, en apariencia, reúne la suma de los consensos. Resulta difícil imaginar que alguien, que muchos/as/es, eleven banderas para defender la destrucción del ambiente.

Sin embargo, cuando tomamos más literalmente el llamado de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano en Estocolmo, donde se declara que su conmemoración llama a vivir en armonía con la naturaleza, comienza a resquebrajarse la ilusión de poder lograr entre todos/as/es vivir en armonía y equilibrio. Discurso pregonado pero invisibilizado por los grandes intereses económicos  desde hace tantos años, en la voz de los sin voz, de los acallados, de tantas organizaciones colectivas, movimientos ambientalistas populares, movimientos de mujeres organizadas, pueblos originarios entre otros. Tapizado de conceptos ambiguos y afirmaciones altisonantes, la discusión y puja por alcanzar una situación donde la producción necesaria para satisfacer las necesidades de una creciente población mundial, sumada al cuidado y respeto de las condiciones ambientales y reconociendo una disputa creciente por la renta, requiere urgentemente de una intervención desde el campo de la comunicación que clarifique los discursos bellos que portan intereses mezquinos en su interior y dote de una claridad indispensable a las propuestas alternativas que nos permitan ir hacia la posibilidad de alcanzar un mundo donde el cuidado del ambiente no colisione con las necesidades de la población, ni termine siendo argumento comercial de quienes lo deterioran.

Por eso el Día Internacional del Ambiente es también un llamado a la comunicación comprometida, política y ambientalmente responsable con el futuro de las sociedades. Este año se propone la consigna «Una sola Tierra», la cual pide cambios profundos en las políticas y en nuestras decisiones para permitir vidas más limpias, ecológicas y sostenibles.Es tarea específica de nosotros/as/es, los/as/es comunicadores sociales, levantar las banderas de esta lucha y comprometernos para poder lograr las trasformaciones que el presente requiere y que las generaciones futuras nos demandan.

*Profesor en Geografía e integrante del Observatorio en Comunicación, Ambiente y Desarrollo Sustentable de la FPyCS y directora del Observatorio en Comunicación, Ambiente y Desarrollo Sustentable de la FPyCS, respectivamente.

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