Por Gabriela Chaparro (*).
Quisieron callar sus voces, pero las multiplicaron por millones y cada 8 de marzo, se renueva en un nuevo grito mundial.
El 8 de marzo es reconocido mundialmente como un día que remite a la lucha por la conquista de derechos, la visibilización de las desigualdades y las violencias en todas sus formas y tipos .
Tiene su origen en 1908, cuando 130 mujeres trabajadoras murieron en un incendio intencional en la fábrica Cotton, de Nueva York, luego de que se declararan en huelga con permanencia en su lugar de trabajo en reclamo de la reducción de la jornada laboral, igualdad salarial con los varones que realizaban las mismas tareas y mejoras en las condiciones laborales, entre otras demandas. Ante la negativa de abandonar la lucha por sus derechos, la respuesta por parte del dueño de la fábrica fue cerrar las puertas y prender fuego el edificio con las trabajadoras adentro. El impacto de estos hechos convirtió el 8M en una fecha emblemática oficializada por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU).
Cada año, el 8M reaviva el debate sobre su significado. Mientras alguna/e/os lo ven como una mera “celebración” innecesaria, otra/e/os lo consideramos un ejercicio de memoria para defender nuestros derechos y luchar por la equidad de género.
Pero, ¿porque es importante conmemorar el 8M? La respuesta se encuentra en la realidad que nos rodea y golpea cotidianamente: en Argentina, la región y el mundo, las mujeres, niñeces y disidencias somos las más afectadas por la pobreza, la desigualdad, las violencias, y las crisis climáticas, entre otras problemáticas.
En Argentina en estos tiempos enrarecidos, crueles y desafiantes, nos enfrentamos a ataques constantes por parte del gobierno nacional a cargo de Javier Milei, que, desde su aparición en los medios de comunicación y redes sociales, se caracterizó por sus declaraciones misóginas y regresivas en materia de derechos. En los últimos tiempos sumo su apoyo a las criptoestafas a su ideal de un Estado minimalista, capturado nuevamente por el neoliberalismo en una expresión recargada que expresa un nuevo paradigma en materia de gestión de lo público, lo que ha llevado al desmantelamiento de políticas públicas de género y diversidad, con consecuencias devastadoras.
La avanzada “libertaria” iniciada con la destrucción del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad Sexual Nacional, la presentación de proyectos para la derogación de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, el cuestionamiento a la Ley de Educación Sexual Integral, y la Ley Micaela, entre otras, continuo con la desarticulación de innumerables áreas clave para la protección de los derechos humanos, restringiendo gravemente el acceso a derechos básicos de mujeres y disidencias.
La situación se vuelve cada vez más crítica con el continuo despido de trabajadora/es, junto a la eliminación o recorte drástico de políticas cardinales y la exacerbación de desigualdades en un contexto marcado por una fuerte crisis socioeconómica. Esto obstaculiza el acceso a derechos fundamentales y es aún más preocupante por su impacto profundo y devastador en la vida de toda la población más vulnerable, que se ve afectada por desarticulación sistemática de mecanismos de protección.
Además, en este complejo contexto que requiere de respuestas urgentes y efectivas para abordar estos desafíos y proteger los derechos de la ciudadanía argentina, el presidente intervino el Poder Judicial al designar jueces afines para la Corte Suprema de Justicia de la Nación mediante el decreto 137/2025, en un acto claramente violatorio de lo establecido en la Constitución Nacional. Mientras que la ausencia de representación femenina constituye una grave vulneración de los derechos de las mujeres al incumplir los compromisos asumidos por nuestro país en materia de igualdad de género y derechos humanos, que exigen al Estado la promoción de medidas para alcanzar la paridad en los cargos públicos.
Sin embargo, lejos de sumergirnos en una quietud paralizante y trascendiendo los límites que nos quieren imponer instalando que los problemas de la sociedad se ven enfrentados entre “progresistas” y “liberales”, o entre “grandes” y “menores” temas, al movilizarnos, rompemos con esa falsa disputa entre las necesidades y el lenguaje, y dejamos en claro que la verdadera lucha es entre -por un lado- el pueblo y la clase trabajadora y – por el otro- el 1% más rico de la sociedad, el único sector que se beneficia por este modelo depredador y al servicio de la timba financiera.
De esta manera, el pasado 1° de febrero, Argentina fue protagonista de la Marcha del Orgullo LGBTQINB+ Antifascista y Antirracista, y se convirtió en un símbolo de resistencia contra el odio y la discriminación. Esta manifestación masiva fue una respuesta contundente a las declaraciones del presidente Javier Milei en Davos, donde expresó su discurso de odio, y estableció una relación entre la comunidad LGBTQINB+ y la pedofilia. Pero, también fue en rechazo a las políticas que Milei impulsa, que en un contexto donde se registra un femicidio cada 30 horas , incluyen la eliminación de la figura de femicidio del código penal y la derogación de leyes clave como la Ley de Identidad de Género, la Ley Micaela y leyes de acción afirmativa, como la Ley “Diana Sacayán- Lohana Berkins” que establece el Cupo Laboral Travesti Trans.
Si bien la caza de brujas y los ataques violentos se renuevan y parecen ser inagotables, también la resistencia amorosa y comprometida por nuestra parte. Desde la Secretaria de Políticas de Género y Feministas de la FPyCS, reafirmamos nuestro compromiso institucional en seguir trabajando y acompañando la creación, implementación y monitoreo de políticas en clave de derechos humanos, con enfoque interseccional y de género.
Invitamos a generar espacios de encuentro y trabajo colectivo, de puesta en común para reflexionar, escucharnos atentamente, y acompañarnos para potenciar un 8 de marzo de lucha en todos los territorios que habitamos: en la universidad, en los trabajos, en las casas, y también en las calles para defender los derechos alcanzados y demandar su ampliación porque estamos convencidas/es que no podemos detenernos, que es insuficiente la mera defensa de lo adquirido y, por lo tanto, es preciso seguir avanzando, Por eso, en tiempos de crueldad y vulneración de derechos, seguimos tejiendo redes solidarias para enfrentar la estafa fascista y rechazar las políticas regresivas del gobierno nacional porque con Hambre, Saqueos y Crueldad No hay Libertad.
Si estás atravesando una situación de violencia de género, podés comunicarte con:
1) La Secretaría de Políticas de Género y Feministas a través de Instagram @generofpycs, secretaria.genero@gmail.com, o acércate a la oficina 34 – 3° Piso de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social – UNLP.
2) La línea 144, disponible las 24 horas, todos los días. La misma brinda asesoramiento, contención y derivación para víctimas de violencia por razones de género. Es gratuita y confidencial. También podés contactarte por WhatsApp: 221-508 5988.
3) El 911, en casos de emergencia.
(*) Secretaria de Políticas de Género y Feministas y docente FPyCS.
Ponemos a disposición la guía de «Recomendaciones para el abordaje de situaciones de violencia por razones de género» con la intención de promocionar herramientas en torno de las múltiples formas de discriminación y violencia que se ejerce hacia las mujeres y diversidades.