PRENSA

Por Karina Vitaller y Nancy Olivera*

Despedir al maestro Jesús Martin Barbero no es una labor fácil. Cuando nos invitaron a escribir algunas palabras de despedida, nos pareció oportuno narrar la reminiscencia de la I Bienal de Infancias y Juventudes de Latinoamérica y el Caribe que se diera en Manizales, Colombia, por el año 2014. Instancia en la que tuvimos el honor y privilegio de compartir con Él.

Sabíamos que Barbero, como lo nombrábamos docentes y estudiantes, era el encargado de abrir la bienal, esperábamos ansiosas escucharlo, porque siempre escucharlo era enriquecedor y una oportunidad de seguir pensando y complejizando el campo de la comunicación y la cultura.  Siempre se traía algo nuevo, algo que venía a irrumpir en la comodidad que como docentes e investigadoras a veces encontramos cuando llegamos a un congreso con nuestras investigaciones aún calientes y urgidas de poner en diálogo con la comunidad académica.

Y llegaba Él, lento, pero firme a quebrar ese idilio y traernos nuevas preguntas y más avidez de seguir investigando y cuestionar todo lo que hasta ese instante sentíamos como certezas, que si bien las sabíamos precarias, pensábamos que iban a tener un poco más de permanencia y no, Barbero no daba respiros.

Era la  exposición inaugural y las dos docentes de la Universidad Pública investigadoras en niñeces, que por primera vez pisábamos un Congreso Internacional, nos dispusimos a escuchar a ese libro abierto que era Barbero. Y ese salón inmenso, se llenó con su presencia y brindó una conferencia en tono de entrevista íntima con Omar Rincón, realmente inolvidable “Niñez, juventud de criaturas del tiempo a nómades del espacio” desarrolló, como nos tenía acostumbradas, con sabiduría, sencillez y naturalidad: “los jóvenes siguen queriendo ser ciudadanos, pero de otro planeta, de otras familias, ” (diciembre de 2014) ,

A esa categoría temporal de las edades usted propone otro desplazamiento,  señala Rincón,  a lo que Barbero responde, Yo voy a usar una palabra, una idea, desanclaje, las grandes instituciones que habíamos consagrado como la escuela, el mundo del trabajo, la familia, la pareja, de golpe sintieron no tener amarras para sujetarse y empezaron a  flotar.  No son las juventudes, son estas instituciones, si hay algo flotando en el vacío es la educación, las edades comenzaron a flotar, el tiempo se desancla. ¿En qué tipo de sujete humane se están convirtiendo las juventudes? y cómo se relacionan con el desconcierto de la sociedad que no los entiende ni intenta entenderlos porque lo único que le preocupa es que sean sumisos, porque esas edades eran para gente obediente, «hasta en la cama» expresa citando a Serrat. Esta sociedad confunde insumisión con desobediencia y no con verdaderas transformaciones.  Dejemos de tenerle miedo al caos, del caos es de lo único que puede brotar un mundo menos injusto, menos tramposo, menos opresor.

Necesitamos un caos. Señaló.

Y esas palabras, resuenan en esta luz que comienza a vislumbrarse tras esta trágica pandemia que asoló a todo el mundo pero ya sabemos, diferencialmente a Latinoamérica, y nos traen un poco de esperanza, ese es el legado que queremos recuperar de este maestro, la esperanza de un tiempo mejor.

Esa mañana gris de Colombia, se iluminó en el desayuno del hotel cuando advertimos que estábamos compartiendo el hotel con el maestro, así, de igual manera que nos conmovió académicamente verlo en ese escenario, nos conmovió  la vivencia de compartir con un intelectual de la talla de Jesús Martin Barbero un rato en el desayuno en el hotel. Con esta generosidad y calidez, nos ofreció una charla sin protocolos, sin jerarquías, donde tuvimos la oportunidad de compartir nuestras percepciones sobre las niñeces y juventudes, responder al torbellino de interrogantes que nos fluían en ese encuentro, encuentro que terminó con mucho agradecimiento, un abrazo, y estas líneas y foto que les compartimos hoy.

Los grandes intelectuales no se van, no se olvidan, sus obras perduran en la construcción de sentidos construidos, en los diálogos que seguiremos estableciendo con sus trabajos y en el agradecimiento eterno por los aportes que permitieron construir este campo de estudios tan necesario para seguir profundizando en el estudios de los procesos sociales, las  prácticas, las experiencias de compartir y producir sentido desde y en el territorio, para poder crear y subvertir desde abajo, desde el sentir y vivir popular. Y como señalaba este gran maestro, investigar la comunicación es “ver con los otros” es  “investigar lo que genera esperanza “.

*Profesora y directora de Políticas Contra las Violencias por Razones de Género de nuestra unidad académica y representante del Área Niñez Actores y Territorios, Observatorio de Jóvenes comunicación y medios, Instituto de Estudios Comunicacionales Aníbal Ford de esta casa de estudios respectivamente.

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