PRENSA

La Facultad de Periodismo y Comunicación Social participó del encuentro institucional en donde el Premio Nobel de la Paz y Doctor Honoris Causa de la UNLP Adolfo Pérez Esquivel entregó una réplica de la medalla y el diploma del Premio Nobel de la Paz y una pintura de su autoría, titulada “Homenaje de Malvinas”.

La actividad se desarrolló en la sala del Consejo Superior del edificio del Rectorado y participaron el presidente de la UNLP Fernando Tauber, la prosecretaria de Derechos Humanos de la Universidad Verónica Cruz y la decana de esta casa de estudios Andrea Varela.

Durante el encuentro, Pérez Esquivel expresó: “Con la Universidad compartimos las mismas luchas hacia un mundo mejor”. El Nobel de la Paz agregó que “hay que educar para generar conciencia de hombre y mujer libre para vivir con una visión crítica de lo que sucede en países como el nuestro y Latinoamérica”. El referente de derechos humanos agradeció el reconocimiento de la Universidad Nacional de La Plata y convocó a la comunidad educativa a continuar sosteniendo los ideales de la Patria Grande.

Tauber, al darle la bienvenida, destacó la tarea que desarrolla el Honoris Causa por los derechos humanos y valoró que una pintura de Pérez Esquivel pase a ser parte del patrimonio de la UNLP. El Presidente la casa de estudios platense consideró que el camino de la paz es el camino de la Universidad Pública.

Cabe señalar Pérez Esquivel egresó de la Facultad de Bellas Artes de la UNLP y más tarde se convirtió en docente de Arquitectura. Durante 25 años enseñó en escuelas primarias, secundarias y en la Universidad, además de trabajar como escultor. En la década del sesenta comenzó un trabajo con organizaciones de base de movimientos cristianos y fundamentalmente con los sectores más pobres.

Posteriormente participó de los movimientos de no violencia y en 1973 publicó el periódico “Paz y Justicia” para difundir esa filosofía. Ocurrido el golpe militar de 1976, Pérez Esquivel contribuyó a la organización de organismos en defensa de los Derechos Humanos. Así surgieron movimientos como los de Madres de Plaza de Mayo, Abuelas de Plaza de Mayo, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos. El servicio Paz y Justicia fue un ámbito de apoyo y defensa de los Derechos Humanos y desarrolló una fuerte campaña internacional para denunciar las atrocidades de la dictadura.

En agosto de 1976 fue detenido, torturado y permaneció en prisión 14 meses y en libertad vigilada otro tanto. En 1980 recibió el premio Nobel de la Paz por su trabajo en defensa de los derechos Humanos.

En su discurso de aceptación le afirmó al mundo que no lo asumía a título personal sino “en nombre de los pueblos de América Latina, y de manera muy particular de mis hermanos los más pobres y pequeños, porque son ellos los más amados por Dios; en nombre de ellos, mis hermanos indígenas, los campesinos, los obreros, los jóvenes, los miles de religiosos y hombres de buena voluntad que renunciando a sus privilegios comparten la vida y camino de los pobres y luchan por construir una nueva sociedad”.

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