El 24 de marzo de 1976 comenzó la última dictadura cívico militar en Argentina y ese fue el principio del horror, secuestros, torturas y muertes en centros clandestinos de detención.
Uno de los objetivos fueron militantes políticos. Hubo una noche, la del 16 de septiembre, que el golpe sacudió al movimiento estudiantil secundario en La Plata y pintó en nuestra memoria la noche más recordada y más triste, conocida como “La Noche de Los Lápices”, denominada de esa manera por la propia dictadura.
Claudio de Acha, María Clara Ciocchini, María Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, Daniel A. Racero, Horacio Ungaro, Gustavo Calotti, Patricia Miranda, Emilce Moler y Pablo Díaz, fueron los/as estudiantes secundarios/as secuestrados/as en medio de la noche y días posteriores, en operativo conjunto de efectivos policiales y del Batallón 601 del Ejército.
Solo cuatro lograron sobrevivir del Pozo de Banfield, uno de ellos es Pablo Díaz, quien repasó lo ocurrido hace 46 años y dejó diversas sensaciones sobre ese momento en una charla que dio en nuestra Facultad.
“Cuando se producen este tipo de encuentros siento una gran reivindicación hacia los que están ausentes y hacia sus familiares. Siempre pienso en madres, hermanas, familias que tienen un ser querido ausente y gracias a la memoria, la verdad y la justicia pudimos conseguir que ellos estén presentes”.
Díaz comentó que, a lo largo de este tiempo, hubo una pregunta que lo conmovió y surgió de un conversatorio en una unidad penitenciaria de nuestro país. “La pregunta más importante que me hicieron fue si extraño a Claudia (Falcone), porque esa persona pudo identificar a la persona que extraña, con el amor que puede tener por alguien, porque el amor es algo que nos atraviesa a todos, y convertir “La noche de los Lápices” en una historia de amor, es la posibilidad de que todos nos veamos reflejados en ella, porque el que no está enamorado, lo estuvo o estará y el amor supera al odio. Esa noche fue una noche de amor porque en ese grupo de estudiantes hubo sensibilidad social, solidaridad, el romanticismo del adolescente, de decir te quiero, te amo”.
“Sé que en cada acto o en cada marcha andan libres. Para algunos, ellos y ellas, mis compañeros, serán revolucionarios, para otros serán pasiones y para muchos se funden en los jóvenes luchadores de hoy. Para mí también son lágrimas y orgullo de una historia vivida junto a ellos en el Pozo de Banfield”, sintetizó.
Sobre Claudia Falcone, Pablo Díaz dijo: “No sé de qué me enamoré, o me enamoré de varias cosas: me enamoré de su ayuda en las charlas que teníamos pared de por medio. La sentía fuerte y eso me daba fuerzas; me enamoré de ella en el grito de que no la olvidara”. Inmediatamente, leyó el poema “Te traje”, de su autoría, dedicado a esa jovencita que aún lo acompaña en la memoria y en la lucha por la verdad y la justicia.
TE TRAJE
Te traje
porque no podías quedarte ahí
asesinada
sola
abandonada.
Quería que vuelvas
con tu vida de niña
madura militante.
Tierna peronista dura
Jugando por el aire
como una flor que baila
soplada por el viento.
Te traje
para que reines
altiva plebeya
en el patio de la escuela.
Para que te vean
alegre en la plaza
tomando mate con amigos.
Para que vuelvas
a vestirte cada mañana
como Eva.
Te traje
para que seas el brillo
en los ojos de enamorados
que pelean por ser felices.
En el deseo de besos
de los huérfanos
y que seas la piedra
arrojada contra los mercaderes
que saquean.
Te traje
para que te no te quedes en el Pozo
Y para que estés en la calle
cubriendo las espaldas
de quien sale por las noches
a pintar resistencia.
Te traje
prodigia con tu sangre
para que nosotros
hombres y mujeres del pueblo
podamos sentir que estamos vivos.
Te traje
para que no desaparezcas
Y te confundan con olvido.
Actualmente, continúan desaparecidos/as Claudio de Acha, María Clara Ciocchini, María Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, Daniel A. Racero y Horacio Ungaro.
¡Nunca Más es Nunca Más!
¡Por los y las 30.000 detenidos/as desaparecidos/as presentes, ahora y siempre!
