Imagen del 17 de octubre de 1945

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Por Carlos Ciappina*

“Me pregunto de qué suburbio alejado provienen esos hombres y mujeres casi harapientos, muchos de ellos con vinchas que, como a los indios de los malones, les ciñen la frente y casi todos desgreñados. ¿O será que el día gris y pesado o una urgente convocatoria les ha impedido a estos trabajadores tomarse el tiempo de salir a la calle bien entrazados o bien peinados, como es su costumbre? ¿O habrán surgido de ámbitos cuya existencia yo desconozco?”. María Rosa Oliver- Grupo Literario Sur  (1945).

Pocas veces la historia puede marcar con nitidez una “fecha bisagra”. La historia no es una sucesión de hechos, sino la reconstrucción de procesos sociales de corto, mediano y largo aliento. Pero hay momentos en que se acelera, en que todo se define por sí o por no, en que los absolutos se enfrentan en un lugar, en un acontecimiento y en una fecha.

El 17 de Octubre es una de esas fechas. Antes del 17 de Octubre había una sociedad, después del 17 de Octubre se conformará otra.

Para el país “oficial”, el de las elites oligárquicas que gobernaron sin reparos para su propio beneficio desde la batalla de Pavón en adelante; el 17 de Octubre representa la tragedia del “país perdido”; la incomprensible tragedia  de la aparición del pueblo en la vida política y económica; disputándole a la elite oligárquica su lugar en la distribución de las riquezas de la Nación. De allí en más, para la Argentina oligárquica y liberal, un fenómeno político anómalo –el peronismo y su líder JD Perón- se adueño de lo que era de “ellos”.

La gran estancia liberal argentina, la de los palacetes europeos, la París de América del Sur, la de los ricos viviendo de igual a igual en París, la del granero del mundo que se sentía una posesión “especial” del Imperio Británico; ese país oficial, vio cómo los sindicatos les disputaban el salario y las condiciones laborales, las mujeres votaban y eran elegidas diputadas y senadoras, las industrias se multiplicaban y los espacios públicos –plazas, cines, teatros- se veían ocupados por ese pueblo trabajador que hasta ayer nomás tenía que obedecer y cumplir los mandatos de la elite. Si hasta una mujer! –Eva Perón- se transformaba en la persona que,  con tanto poder como el propio Perón, llamaba a sustituir la limosna de la beneficencia por la intervención absoluta del estado a favor de los más pobres y postergados.

El 17 de Octubre fue un terremoto. Nada sería igual luego de esa plaza colmada espontáneamente, exigiendo la liberación de Perón. 

Nacía el peronismo, ese  gran movimiento pluriclasista, multicultural, sindicalista e  industrialista a la vez; creador de riqueza y redistribuidor de la misma; anclado en el apoyo de la clase obrera y en la confianza de los y las trabajadoras de todo tipo hacia las figuras de Perón y Eva Perón. 

Raúl Scalabrini Ortíz, contemporáneo de los hechos, captó con su inteligencia sagaz y su emoción humanista lo que se avecinaba, dejando, a mi entender, la mejor reseña de ese momento que estaba presenciando: “Era el subsuelo de la Patria sublevado… Éramos briznas de multitud y el alma de todos nos redimía. Presentía que la historia estaba pasando junto a nosotros y nos acariciaba suavemente, como la brisa fresca del río. Lo que yo había soñado e intuido durante muchos años estaba allí presente, corpóreo, tenso, multifacetado, pero único en el espíritu conjunto. Eran los hombres que están solos y esperan que iniciaban sus tareas de reivindicación. El espíritu de la tierra estaba presente como nunca creí verlo”. Y, efectivamente, los postergados de cientos de años estaban allí, postergados mestizos y postergados inmigrantes, reunidos en la plaza, pidiendo por la libertad de Perón, el coronel al que sentían como uno de los suyos y al que veían como garantía de que “la estancia” no volviera a cerrar las tranqueras sobre sus vidas y trabajos.

Nacía el peronismo en el día que sería llamado –de allí en más- el día de la Lealtad. La lealtad se transformaría, a partir de esa fecha emblemática, en  una de las banderas y expresiones nodales del peronismo. La Lealtad del pueblo hacia el liderazgo de Perón. La Lealtad de millones de personas que, aún sabiendo que su líder se halla preso en ese octubre de 1945, se animan a desafiar a las fuerzas de seguridad y ocupan la emblemática Plaza de Mayo.

 Esa Lealtad popular se sostendrá contra todo: derrocado Perón por una dictadura cruel en 1955, el pueblo sostendrá la Lealtad conmovedoramente durante 18 largos años. Perón estará en el exilio desde 1955 hasta 1973, su nombre prohibido, su partido prohibido, sus sindicatos atacados, sus partidarios encarcelados y fusilados pero, dejado en libertad de elegir, el 62 % de los votantes eligieron nuevamente a Perón. 

Por eso el 17 de Octubre es el día de la Lealtad. La lealtad del pueblo trabajador hacia aquel que por primera vez consideró, desde el Estado, que los habitantes de la Nación Argentina con plenos derechos no eran una elite derrochadora y desencantada sino los/as que con sus manos y sudor hacían en verdad la riqueza de la patria.

Pero hay otras perspectivas sobre la Lealtad que pueden ser señaladas: ¿es la lealtad del pueblo trabajador hacia Perón solamente? Creemos, que es, quizás todo lo contrario, el 17 de octubre es el día de la lealtad del propio Perón hacia los trabajadores. Ese es el vínculo profundo y perenne que une a los trabajadores con Perón. Ellos “hicieron” el 17 de octubre y, al hacerlo, constituyeron a Perón como líder de las masas movilizadas en la Argentina de la década de 1945. Los trabajadores no entraron solos a la historia política. Lo hicieron junto a las mujeres, los niños y los ancianos, quienes, “subidos” a la nueva etapa de los derechos civiles y sociales que la clase trabajadora abría con su reclamo político, descolocarían totalmente a la vieja partidocracia fraudulenta.

Y hay otra Lealtad que el 17 de octubre instala: la Lealtad a los principios identitarios del peronismo: la lealtad a  la Independencia Económica, a la soberanía política y a la Justicia Social. Esa Lealtad –que Perón sostendrá hasta su muerte en 1974- se constituye en un hilo de continuidad que une el 17 de Octubre y el primer peronismo, con las luchas de la resistencia, con los gobiernos de Cámpora y Perón en  1973 y con las políticas desplegadas por Néstor y Cristina Kirchner entre el 2003 y 2015. Así, la Lealtad es el respeto a un modo de concebir la Nación y a su pueblo, una Nación soberana y un pueblo con todos los derechos. Así, aquella noche de Octubre de 1945, con una Plaza de Mayo absolutamente colmada de pueblo se inauguran lealtades múltiples. Lealtades que aún hoy tienen –en el contexto del siglo XXI- la vigencia que les da la resistencia y la lucha popular.  

*Profesor de Historia y Vicedecano de FPyCS UNLP

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