PRENSA

Por Claudia Villamayor*

Un universo basto que no es sólo cuestión de soportes. Radios analógicas, digitales, multiplataformas se vuelven ubicuas en nuestra vida cotidiana.  Modos de escucha diferenciados de acuerdo al lugar que ocupe en nuestras vidas. La antigua trama siempre actualizada de escuchar en todo momento que se pueda: en la casa, en el trabajo, en la vida cotidiana donde algún aparato de aquellos anda cerca. ¿Una práctica de veteranos? 

Puede ser, igual es mejor indagar y dejarse sorprender rastreando las culturas radiofónicas de infinidad de oyentes. Aquí y ahora, se hace presente, la radio habla y a veces suele tener vida propia en nuestros imaginarios. ¿Vieron como la escuchan muchas juventudes? Entran a las redes digitales y escuchan aquello que les interesa en formatos que recupera Radio Cut. Twitter, en ese sentido es clave para comprender los canales informativos vinculados con las vidas de les estudiantes de las cátedras de radio de la Facultad de Periodismo y de muchas otras universidades, escuelas, centros culturales y proyectos mediáticos que tienen centros de formación tanto en el mundo privado, como público y los medios de las organizaciones populares. 

A esta altura a nadie escapa que las fuentes informativas de futures  periodistas o muches en ejercicio,  cuando les preguntamos cuáles son tus fuentes de información responden prioritariamente Twitter.  Suelen inclusive programar sus celulares con programas de diferentes orígenes radiales para escuchar su propia radio.  Una suerte de app de escucha adecuada a gustos y necesidades.  Observen, hagan el ejercicio, aunque digan no escucho radio, ella está en nuestras conversaciones habituales marcando agenda.

Me pregunto: ¿existe alguien hoy en día que realmente cree que es un medio caduco? Imagino que ya saben que la vida tecnológica constituye identidades mediadas por multiplicidad de narrativas sonoras y radiales que marcan rumbos que tienen dimensión política inclusive. Moldean la cultura y las opiniones públicas.

La radio sigue siendo un recurso de los movimientos sociales y políticos, de las políticas de Estado, de las industrias culturales, de los medios del mercado y de las redes digitales. ¿Se puede ignorar eso aun en sus 100 años de historia? Les apasionades de la comunicación, pero también quienes pretenden definir modelos de sociedad en las que se quiere vivir, necesariamente tendrán que incluirla para agendar la conversación pública. Cien años es suficiente para comprende los alcances de lo que acabamos de decir y que la comunicación radiofónica nos enseña. ¡Feliz 100 años para ella!

*Directora de la Tecnicatura Superior Universitaria en Comunicación Popular de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social.

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