Mujeres juntas en movilización

GÉNERO

Por Gabriela Chaparro (*)

Promulgado en 1975 por la Organización de Naciones Unidas (ONU), el 8 de marzo es reconocido mundialmente como un día que remite a la lucha por la conquista de Derechos, y la visibilización de las desigualdades y las violencias en todas sus formas y tipos.

La historia del 8 de marzo nos lleva al año 1908 cuando 140 mujeres murieron en un incendio en la fábrica Cotton, de Nueva York, luego de que se declararan en huelga con permanencia en su lugar de trabajo en reclamo de la reducción de la jornada laboral, igualdad salarial con los varones que realizaban las mismas tareas, mejoras en las condiciones laborales, entre otras demandas. Ante la negativa de abandonar la lucha por sus derechos, la respuesta por parte del dueño de la fábrica fue cerrar las puertas y prender fuego el edificio con las trabajadoras adentro.

Otro precedente del que se tiene registro es el de las manifestaciones del 8 de marzo de 1857, donde cientos de trabajadoras de una fábrica textil de Nueva York, reclamaban contra las pésimas condiciones laborales y los bajos salarios, nuevamente la respuesta fue una brutal represión que llevo a la muerte a 129 trabajadoras.

Lejos de abandonar la lucha, las mujeres trabajadoras del mundo continuaron organizándose, y en 1910 durante la Internacional Socialista, reunida en Copenhague, se proclamó el “Día de la Mujer”, de carácter internacional como homenaje al movimiento en favor de los derechos de la mujer, por el derecho sufragio femenino universal, a ocupar cargos públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.

En Argentina el 8M de 2016, fuertemente marcado por el retorno del modelo neoliberal, pero con la memoria y faro de las luchas de las Madre y Abuelas de Plaza de Mayo, el Movimiento de Mujeres, Feminismos y Diversidades llevo a cabo el 1er. PARO INTERNACIONAL DE MUJERES en rechazo a las políticas de ajuste, hambre y exclusión del proyecto que impulso el gobierno de la entonces Alianza Cambiemos, actualmente denominada Juntos por el Cambio.

En 2019, con el triunfo del Frente de Todxs y la recuperación del Estado en manos de un proyecto popular, se crea el Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad e inicia un camino de mucho trabajo por los derechos de las mujeres y LGBTTIQ+, en pos de construir una sociedad más justa con toda/e/os.

Son estas historias del 8 de marzo las que reivindicamos, las historias de un movimiento que sabe de luchas y resistencias, que ha sabido impulsar profundas transformaciones, que ha logrado conquistar, defender y ampliar derechos.

Pero, también sabemos que enfrentamos grandes desafíos, que aún queda mucho camino por recorrer agravado por la crisis socioeconómica y ecológica mundial post pandemia, y las derechas más violentas que se alzan contra la equidad, la igualdad, nuestras identidades y conquistas.

Por eso, este 8M de 2023, a poco de conmemorar 40 años de Democracia, tenemos una nueva oportunidad para escuchar(nos) a las mujeres y disidencias que continuamos alzando nuestras voces para ser oídas, porque somos nosotrxs quienes podemos dar cuenta de las desigualdades y denunciar las violencias que nos son ejercidas, no solo en el mundo del trabajo reconocido, sino en todos los espacios que habitamos.

En este marco decir que tenemos que poner en el centro de la escena el tema de la violencia política y con ella la defensa irrestricta de la democracia. Porque lo personal es político y sin democracia no hay ni una menos, ni justicia social.

Recientemente en nuestro país recibimos la visita de la comisión de expertas de Belén do Para de la Organización de Estados Americanos (OEA) con el objetivo de analizar la situación de violencia política contra la dos veces presidenta y actual vicepresidenta de la Nación, Dra. Cristina Fernández de Kirchner. En el informe que presentó dio cuenta de las violencias ejercidas contra su persona: Persecución, intento de feminicidio político (magnicidio) y proscripción política. Todas vulneraciones ejercidas por parte de grupos de poder políticos, judiciales y mediáticos por su condición de mujer y las políticas de inclusión y reconocimiento de derechos implementadas durante sus mandatos presidenciales.

En ese sentido, cabe destacar que las naturalizaciones de las violencias se traducen en frías cifras que muestras a diario los indicadores estadísticos sobre las violencias más extremas como los femicidios, transfemicidios y travesticidios: De acuerdo al observatorio “Lucia Pérez”, que se actualiza diariamente, en lo que va de este año la violencia patriarcal se cobró 53 vidas.

También tener presente y continuar impulsando el reconocimiento de los trabajos de cuidados, ya que son imprescindibles para el sostenimiento de la vida. Estos recaen mayoritariamente sobre las mujeres porque hemos sido educadas en el mito del amor romántico y en la noción cultural de que las mujeres son mejores cuidadoras que los varones. Esto, produce una sobrecarga de trabajo e impacta negativamente en el acceso mercado laboral remunerado y su sostenimiento, reforzando así las desigualdades. Por ello, es preciso la urgente (re)distribución del trabajo de cuidado.

Por eso, y porque sabemos que para resistir hay que seguir caminando, seguir construyendo, que las calles son nuestras y los derechos también, este nuevo 8M nos proponemos tomarnos un momento, darnos el tiempo de encuentro para la reflexión, generando espacios de trabajo colectivo y puesta en común, escucharnos atentamente, y acompañarnos para potenciar un 8 de marzo de lucha en la universidad, en los trabajos, en las casas, y también en las calles para demandar la ampliación de Derechos, defender los ya conquistados, por la reforma judicial transfeminista, la plena implementación del cupo laboral travesti trans, el reconocimiento del trabajo no remunerado y la asignación de un salario universal, porque estamos convenciada/es que no podemos detenernos, que es insufiente la mera defensa de los derechos alcanzados y por lo tanto es preciso continuar avanzando, fortaleciendo nuestra participación política como mujeres, lesbianas, bisexuales, trans y no binaries para poder incidir en la toma de decisiones públicas que impactan en nuestras vidas y las de nuestro pueblo, porque nos queremos vivas, libres, sin miedo, con trabajo, en democracia y con justicia social para continuar construyendo una Matria – Argentina más Justa, Libre, Diversa, Feminista, Inclusiva, y Soberana para todas/es.

(*) Secretaria de Género -FPyCS UNLP

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