Mujeres juntas en movilización

DERECHOS HUMANOS

Por Gabriela Chaparro (*)

El 8 de marzo es reconocido mundialmente como un día que remite a la lucha por la conquista de Derechos, la visibilización de las desigualdades y las violencias en todas sus formas y tipos .

Tiene su origen en 1908, cuando 130 mujeres trabajadoras murieron en un incendio en la fábrica Cotton, de Nueva York, luego de que se declararan en huelga con permanencia en su lugar de trabajo en reclamo de la reducción de la jornada laboral, igualdad salarial con los varones que realizaban las mismas tareas y mejoras en las condiciones laborales, entre otras demandas. Ante la negativa de abandonar la lucha por sus derechos, la respuesta por parte del dueño de la fábrica fue cerrar las puertas y prender fuego el edificio con las trabajadoras dentro.

Quisieron callar sus voces, pero las multiplicaron por millones y cada 8 de marzo, se renueva en un nuevo grito mundial.

En la Argentina, el 8M de 2016, fuertemente atravesado por el retorno del modelo neoliberal, pero con la memoria y faro de las luchas de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, el movimiento de mujeres, feminismos y diversidades llevó a cabo el 1er. Paro Internacional de mujeres y disidencias en rechazo a las políticas de ajuste, hambre y exclusión del proyecto que impulsó el gobierno de la entonces Alianza Cambiemos, que nuevamente forma parte de la gestión del gobierno nacional.
Esta fecha permitió poner en el centro de la escena la trama económica de la violencia patriarcal y pudimos hacer visible que los trabajos de cuidados que realizamos en nuestra vida cotidiana son informales, no remunerados y/o precarizados.

Hoy, este 8 de marzo de 2024, no es un día más en el que conmemorar el día internacional de las mujeres y disidencias trabajadoras. Nos encontramos ante un contexto complejo y siendo blanco de ataques sistemáticos por parte del gobierno nacional a cargo de Javier Milei, que, desde su aparición en los medios de comunicación y redes sociales, el ahora Presidente de la Nación, se caracterizó por sus declaraciones misóginas y regresivas en materia de derechos.

Si hacemos un breve repaso, recordaremos que como candidato fue apoyado por organizaciones como “con mis hijos no te metas”, militantes de la eliminación de la Educación Sexual Integral (ESI), establecida mediante la Ley N° 26.150 con el objeto de garantizar el acceso al derecho de niñas, niños y adolescentes a recibir Educación Sexual Integral, y por la cual se crea el Programa Nacional.
También, se expresó abiertamente en contra de la Ley N° 27.610, que reconoce el derecho a decidir la interrupción del embarazo, así como a requerir y acceder a la atención en los servicios del sistema de salud.

Por eso, conscientes del peligro latente que esto significaba para los derechos fundamentales de la ciudadanía, gran parte de las mujeres y de la población, votamos para intentar frenar el avance de las derechas, su odio de clase, su misoginia, sus discursos violentos, su rechazo a toda diversidad, y el desmantelamiento, motosierra en mano, del Estado.

Sin embargo, la ciudadanía atravesada por las múltiples crisis post pandemia, vio en la figura de un personaje como Milei, que se presentaba como “apolítico”, las respuestas al malestar socioeconómico que se tradujo en un nuevo “que se vayan todos”. Pero sabemos que lejos estuvo de cumplirse, pues se fue rodeando por toda la “CASTA” que dijo venir a eliminar.

En otro capítulo que avanza contra nuestros derechos, durante estos primeros meses de asumido como presidente, Javier Milei, formalizó una serie de decretos, entre otros, el N° 70/23 conocido como DNU -decreto de necesidad y urgencia- actualmente en vigencia y por el cual el presidente busca llevar a cabo una denominada “reestructuración” – destrucción – del Estado Nacional; por decreto 11/23 creó el Ministerio de Capital Humano, desjerarquizando los ministerios de las Mujeres y Diversidades, Educación y Cultura, Desarrollo Social, Trabajo, etc. Mientras que, por decreto N°55/24 estableció el “Año de la Defensa de la Vida, la Libertad y la Propiedad”.

En ese sentido, en su discurso durante la Reunión Anual del Foro Económico Mundial en Davos 2024, el presidente se refirió a los feminismos como “la pelea ridícula y antinatural entre el hombre y la mujer” (…) «En lo único que devino la agenda del feminismo es en mayor intervención del Estado para entorpecer el desarrollo económico”. Sus dichos, no pueden leerse como un delirio, de hecho tienen impacto concreto en la vida cotidiana al legitimar violencias y traducirse en recortes significativos de políticas públicas, lo que deja en evidencia que el movimiento libertario, ha elegido a los feminismos y diversidades como enemiga/es y lo manifiestan abiertamente, el presidente e integrantes de su gabinete, como el vocero de la Casa Rosada que días atrás anunció la prohibición de todo lo referido a la perspectiva de género en la administración pública nacional. Días antes, había hecho lo suyo el Ministro de Defensa, Luis Petri, al prohibir el uso del lenguaje incluyente en las fuerzas armadas.

Sus ataques violentos parecen ser inagotables, como la resistencia amorosa y comprometida por nuestra parte. Por eso, en tiempos de vulneración de derechos, nos hemos encontrado en multitudinarias asambleas para construir en unidad un día de lucha y tomar las calles para enfrentar las políticas regresivas del gobierno nacional.

Desde la Secretaría de Políticas de Género y Feministas de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social, les proponemos tomarnos un momento, darnos el tiempo de encuentro para la reflexión, generar espacios de trabajo colectivo y puesta en común, escucharnos atentamente, cuidarnos amorosamente y acompañarnos para potenciar un 8 de marzo de lucha en todos los territorios que habitamos: en la universidad, en los trabajos, en las casas, y también en las calles para defender los derechos conquistados y demandar su ampliación porque estamos convencidas/es que no podemos detenernos, que es insuficiente la mera defensa de lo adquirido y, por lo tanto, es preciso seguir avanzando, fortaleciendo nuestra participación política como mujeres, lesbianas, bisexuales, trans y no binaries para incidir en la toma de decisiones públicas. Con DNU y sin derechos, no hay libertad.

(*) Secretaria de Género -FPyCS UNLP

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