DERECHOS HUMANOS

Argentina está conformada por una diversidad de identidades, originarias de su territorio y provenientes de otros regiones del mundo, convirtiéndose en un país rico y diverso culturalmente.

Desde hace años, sobre todo desde la reforma de la Constitución en 1994 que incorpora los Tratados internacionales como derechos propios para las personas, da un marco legal de respeto de derechos conseguidos. Más allá de la letra escrita es necesario políticas del Estado para cumplirlas y transformaciones culturales necesarias para que se incorporen y respeten.

En el año 2000 el Ministerio de Educación, a partir de la Resolución del Consejo Federal de la Cultura y Educación N° 126, declaró el 19 de abril como el Día de la convivencia en la diversidad cultural, con el objetivo de preservar la memoria del pasado, en recuerdo del levantamiento del Ghetto de Varsovia de 1943, en homenaje a las víctimas del holocausto durante la Segunda Guerra Mundial.

Esa misma fecha el 19 de abril se conmemora el Día del Indio Americano, en recuerdo al Congreso Indigenista Interamericano celebrado, en esa fecha en 1940 en Patzquaro, México. Esta conferencia produjo un documento que creó el Instituto Indigenista Interamericano, con sede en esta ciudad de México y dependiente de la OEA, planteando las necesidades y conflictos de los Pueblos Indígenas. Argentina se adhirió a este documento en 1945.

Estas fechas además de incorporarse en el calendario  dan cuenta la necesidad de construir relaciones de igualdad social ante el racismo y la discriminación estructural. En tiempos tan complejos como la pandemia, y la necesidad de articular mecanismos de convivencia para el resguardo de la salud mundial, las diferencias y los posicionamientos ideológicos parecen encontrar en la escena publica un lugar para disputar. En las últimas semanas vimos como la diversidad de pensamientos es justificada en la diversidad y la tolerancia de la convivencia, sobre todo graficado cuando el reclamo es de las clases altas o sectores privilegiados económicamente en la sociedad salen a la escena para dejar posicionamientos en la sociedad. La disputa del sentido común se convierte en tapas de diarios y editoriales de la tv. Los intereses de un sector reducido de la sociedad son justificados desde estos argumentos: la convivencia en la diversidad.

Es peligroso cuando se confunde las necesidades de sectores privilegiados con las necesidades de los sectores históricamente marginados. No es lo mismo hablar de pueblos atravesados por el genocidio indígena o sectores excluidos por su condición de clase, de identidad, género, aspecto físico, de origen, etc., cuando exigimos respeto a la diversidad cultural, es el respeto a una convivencia con derechos cumplidos  ante la  marginación y la negación de la pluriculturalidad de nuestra propia sociedad. Allí está la convivencia en la diversidad, en hacer posible una sociedad más justa para una población históricamente marginada. 

Nos entendemos como  diversidad cultural, en la pluralidad identitaria, en la riqueza de nuestras culturas, lenguas, pensamientos, cosmogonías, en ardua pelea contra la exclusión, el racismo, la xenofobia y la invisibilización, entonces es necesaria la construcción de la memoria colectiva como forma de resistencia a la opresión y la defensa de la dignidad humana.

Dirección de Pueblos Originarios “Emilia Uscmayta Curi” de esta casa de estudios.

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